Aprendemos del mundo a través de las metáforas, es decir que nos aproximamos a lo que desconocemos desde lo que ya hemos conocido.
Para cambiar nuestra mirada del mundo, el ámbito desde que abordamos de experiencia o incluso para pensar diferente, debemos atribuir nuevas palabras a las nuevas metáforas sobre las que queremos sostener esas experiencias cambiadas.
Un ejemplo de cómo podemos hacer esto es el caso de la mujer primeriza que se afronta a su trabajo de parto desde la metáfora/palabra de la contracción, invitando a que su mente piense que las sensaciones que tendrá serán para contraer, cerrar, y no a dilatar, expandir, que sería en todo caso el movimiento real que realizan los músculos del útero en preparación para el parto.
Cambiar la palabra y las asociaciones mentales que le atribuimos puede ser muy útil en afrontar una experiencia desde otra perspectiva que la cultural o socialmente impuesta
Para cambiar nuestra mirada del mundo, el ámbito desde que abordamos de experiencia o incluso para pensar diferente, debemos atribuir nuevas palabras a las nuevas metáforas sobre las que queremos sostener esas experiencias cambiadas.
Un ejemplo de cómo podemos hacer esto es el caso de la mujer primeriza que se afronta a su trabajo de parto desde la metáfora/palabra de la contracción, invitando a que su mente piense que las sensaciones que tendrá serán para contraer, cerrar, y no a dilatar, expandir, que sería en todo caso el movimiento real que realizan los músculos del útero en preparación para el parto.
Cambiar la palabra y las asociaciones mentales que le atribuimos puede ser muy útil en afrontar una experiencia desde otra perspectiva que la cultural o socialmente impuesta