
Hace menos de dos semanas, conocí gracias a Isabella Polito a una pareja con más de 38 semanas de embarazo; habían ido a varios obstetras ya pero por una razón o por otra todos les decían que sería necesario realizar una cesárea. Yanitza y Gustavo no se dejaron convencer; sentían que había otra forma de recibir a su esperada bebé. Por FB se enteraron de los cines foros que hubo la semana mundial por el parto respetado, y allí conocen a Beltrán Lares e IsabellaPolito de Auroramadre y les sorprenden que efectivamente hay otras personas que piensan con ellos que creen en la habilidad de la mujer para parir y que ven el nacimiento como algo normal. Van a una cita en el consultorio con Beltrán y sin decirle nada a sus familias deciden cambiarse de doctor.
El día que los conocí, pensaba que primero iban a entrevistarme pero al ratico que comenzamos a conversar comentaron como un hecho mi acompañamiento en su nacimiento. Cuando una pareja me escoge para acompañarlos en el nacimiento de su bebé siento una mezcla balanceada de agradecimiento y responsabilidad. Agradecimiento por el honor que supone un asiento en primera fila para presenciar un milagro y responsabilidad de que en alguna medida puedo influir en que su experiencia de parto sea lo más gentil y placentera posible. Durante el encuentro inicial Gustavo habló muy preocupado de su fobia a la sangre, aseguró que no iba a poder estar tan presente, que la cosa es sería y que con ver sangre se desmalla. No me preocupé mucho, porque sentí que cuando llegara el momento a él también lo transformará la experiencia del nacimiento.
En los días que siguieron tuvimos la oportunidad de vernos en otras dos ocasiones. Una vez en Parque Miranda y otra vez en la última cita que tuvieron con el Dr. La visita informal nos dio la oportunidad de intercambiar algunas historias de vida, conocerlos un poquito más y entrar en confianza. En lo personal quería acompañarlo a la cita con el doctor porque se acercaba un fin de semana largo y ella estaba por cumplir 40 semanas; además había hecho esta crema 100% natural y quería regalarle una para masajear la panza e hidratar los pezones.
El fin de semana transcurrió sin novedades, de domingo a lunes asistí a una ceremonia de superluna en la que solo descansé un par de horas cuando ya había salido el sol, durante la mañana del lunes (feriado en Venezuela) hice lo que normalmente hubiera hecho el domingo; recoger la casa y lavar la ropa. A las 11 am me llama Yanitza “Creo que ahora si es, Beltrán me dice que vaya para allá como a las 6 para que me chequee, yo te aviso entonces” hago un par de llamadas, pongo a mi mamá en preaviso (si el parto se extiende más allá de las 5 am cuando el papá de mi hija sale a trabajar, necesitaré apoyo adicional). A lo largo del día intercambiamos mensajes, a las 4 de la tarde me dijo que las expansiones las sentía cada 10-12 minutos, entonces me relajé y confié que el nacimiento sería para la madrugada o la mañana siguiente. Resolví dormir un poco, con el teléfono cerquita, para recobrar fuerzas pero pendiente de que pudieran llamarme. A la 7 suena el teléfono, no era Gustavo el futuro papá, era Beltrán, el doctor “tiene 8 cm, vente”.
Recogí unos cuantos indispensables (aceite para masaje, palo santo, algunas velitas y la pelota de yoga) me puse la ropa más cómoda que conseguí y en menos de media hora ya había llegado a acompañarlos (nada alivia el tráfico caraqueño como un día feriado) Me sorprendió al entrar verla con un trapo en la boca (en uno de los encuentros les comenté que en su parto muy reciente, Sasha Coll me había contado que fue muy feliz desde que le dieron una franela enrollada para morderla) ahi mismo se me hizo evidente que ella misma estaba accediendo a los recursos que había ido acumulando. Durante la expansión cierto que se concentraba pero ni bien se acababa hablaba con normalidad; “Aquí está la ropita que le queremos poner, aquí hay un gorrito y una mantitas para cuando apenas nazca” “¿crees que le quede?, antes me parecía bien pero ahora veo la ropa muy chiquita”. Pasamos un rato en la pelota, Gustavo sujetándole las manos, besándole la frente; yo masajéandole la espalda, el coxis, los glúteos, los muslos, mientras en mi teléfono suena Amor de Indios Brasil (buscando compensar que por salir rápido olvidé llevar el reproductor de sonido como habíamos acordado). Al poco ella dice que ya no quiere llevar ropa interior (lo que es genial, se siente cómoda) y Gustavo, a pesar de sus propios miedos, se eleva al momento y al rato ya anda cambiando lo centros de cama (llenos de fluidos) como si nada. Me fijo que Yanitza tiene todo el coxis púrpura, no veo línea definida pero pienso que no debe faltar mucho para que comience a pujar. Ella dice que tiene ganas ahora, pero lo dice sin que se le vea que está pujando espontáneo por lo que le recomiendo que para no pujar exhale soplando muy lentico y ella cumple.
Al rato decidimos pasar al cuarto donde está la bañera para parto en agua. No entra todavía porque no queremos que se relaje demasiado ni ralentizar el parto, se sienta un rato en la silla de parto, volvemos también a la pelota, las sensaciones comienzan a costarle y por primera vez la escucho gemir. “Ya quiero entrar al agua” dice "claro entra tranquila" le digo yo. Ahí los sonidos que hace cambian, el alivio es inmediato y ella confiesa “siento que estoy levitando, que rico” pero dura poco y comienza nuevamente a gemir, su patrón emocional cambia por completo, duele, la presión es intensa y lleva hora ya. Yo me arrepiento también que dejé en casa mi libro de apoyo. Las dos estamos con las herramientas que tenemos encima, no tenemos tiempo para aprender con teoría, estamos desnudas en esta práctica.
Intento decirle algunas cosas para cambiarle el foco “Cada sensación que pasa es una menos que vas a sentir, es una más cerca de tu bebé” La miro directo a los ojos “Yo sé que es fuerte, he estado en tu lugar, pero esto va a pasar, esta sensación es momentánea, tu bebé es infinita y ya estas cerca”. Ella sigue guapeando, se lamenta, se mueve, no haya una posición cómoda y se mueve de un lado a otro. “Ayúdenme” comienza a decir “cuánto más? No quiero, quiero pujar, pero no quiero pujar” “Mis caderas! Se van a reventar” la contrapresión ayuda y le alivia. “Ayúdenme” vuelve a decir y se me sale el general; le hablo lento, suave pero firme “yo te puedo hacer masajes y te puedo acompañar pero quien va a sacar esta bebé eres tú y vas tener que pujar para lograrlo” en poco siento un cambio... el lamento pasa a ser gruñido, inmediatamente me emociono “Eso es” le digo “por ahí va la cosa”. Ella está suspendida de las tiras de liga que cuelgan del techo, aun con las piernas dentro de la bañera, se baja en cuclillas se mece, es difícil ver el progreso porque me está dando la espalda para tener acceso a sus caderas para hacerle presión. En ese momento ocurre algo en extremo curioso, que había leído en textos e historias de parto, pero que hasta ese momento no había tenido la oportunidad de sentir e identificar. Una de las señales para las comadronas de que el parto es inminente: el llamado olor del nacimiento. Un olor completamente particular, que no había olido antes, que aproximo a llamar metálico y que más tarde Yanitza me confirmaría; ella también lo olió y que volvió a olerlo de su bebé durante la primera lactancia.
Beltrán le sugiere que se salga de la bañera y nuevamente ella cumple. Se sienta en la silla de Parto. Ella está respira que respira "Doctor me voy a desmallar" "respira más lento" -le digo yo "vas a hiperventilar" le dice Beltrán. Se calma un poco, aun no ha dado el primer pujo y ya puede verse que la cabecita está ahí, en puerta, lista para salir. Comenzamos a darle ánimo porque ya puede verse la meta de llegada, falta muy poco, ahora si puedo decirle que ya no falta nada! Lo sorprendente es que resulta cierto y con tan solo tres pujos llega Eva Sofia inmediatamente a los brazos y al alivio de su madre. Son las 10:56 de la noche. A Gustavo se le salen las lágrimas sin que siquiera parpadee, abraza, besa y le dice a su mujer que la ama. Es oficial, son una familia.
Eva se queda en los brazos de su madre todo el tiempo, al cordón nadie lo pinza y solo lo cortan cuando ya la placenta ha salido. A Eva la visten en los brazos de su madre y solo pasa a brazos de su padre cuando el doctor se dispone a chequear a Yanitza. Solo ha tenido un desgarro superficial por lo que no hay necesidad de suturarla. Le tiendo la cama mientras la revisan y menos de 1 hora después los dejo, ya Eva Sofia pegada a la teta de su también recién nacida madre :)
El día que los conocí, pensaba que primero iban a entrevistarme pero al ratico que comenzamos a conversar comentaron como un hecho mi acompañamiento en su nacimiento. Cuando una pareja me escoge para acompañarlos en el nacimiento de su bebé siento una mezcla balanceada de agradecimiento y responsabilidad. Agradecimiento por el honor que supone un asiento en primera fila para presenciar un milagro y responsabilidad de que en alguna medida puedo influir en que su experiencia de parto sea lo más gentil y placentera posible. Durante el encuentro inicial Gustavo habló muy preocupado de su fobia a la sangre, aseguró que no iba a poder estar tan presente, que la cosa es sería y que con ver sangre se desmalla. No me preocupé mucho, porque sentí que cuando llegara el momento a él también lo transformará la experiencia del nacimiento.
En los días que siguieron tuvimos la oportunidad de vernos en otras dos ocasiones. Una vez en Parque Miranda y otra vez en la última cita que tuvieron con el Dr. La visita informal nos dio la oportunidad de intercambiar algunas historias de vida, conocerlos un poquito más y entrar en confianza. En lo personal quería acompañarlo a la cita con el doctor porque se acercaba un fin de semana largo y ella estaba por cumplir 40 semanas; además había hecho esta crema 100% natural y quería regalarle una para masajear la panza e hidratar los pezones.
El fin de semana transcurrió sin novedades, de domingo a lunes asistí a una ceremonia de superluna en la que solo descansé un par de horas cuando ya había salido el sol, durante la mañana del lunes (feriado en Venezuela) hice lo que normalmente hubiera hecho el domingo; recoger la casa y lavar la ropa. A las 11 am me llama Yanitza “Creo que ahora si es, Beltrán me dice que vaya para allá como a las 6 para que me chequee, yo te aviso entonces” hago un par de llamadas, pongo a mi mamá en preaviso (si el parto se extiende más allá de las 5 am cuando el papá de mi hija sale a trabajar, necesitaré apoyo adicional). A lo largo del día intercambiamos mensajes, a las 4 de la tarde me dijo que las expansiones las sentía cada 10-12 minutos, entonces me relajé y confié que el nacimiento sería para la madrugada o la mañana siguiente. Resolví dormir un poco, con el teléfono cerquita, para recobrar fuerzas pero pendiente de que pudieran llamarme. A la 7 suena el teléfono, no era Gustavo el futuro papá, era Beltrán, el doctor “tiene 8 cm, vente”.
Recogí unos cuantos indispensables (aceite para masaje, palo santo, algunas velitas y la pelota de yoga) me puse la ropa más cómoda que conseguí y en menos de media hora ya había llegado a acompañarlos (nada alivia el tráfico caraqueño como un día feriado) Me sorprendió al entrar verla con un trapo en la boca (en uno de los encuentros les comenté que en su parto muy reciente, Sasha Coll me había contado que fue muy feliz desde que le dieron una franela enrollada para morderla) ahi mismo se me hizo evidente que ella misma estaba accediendo a los recursos que había ido acumulando. Durante la expansión cierto que se concentraba pero ni bien se acababa hablaba con normalidad; “Aquí está la ropita que le queremos poner, aquí hay un gorrito y una mantitas para cuando apenas nazca” “¿crees que le quede?, antes me parecía bien pero ahora veo la ropa muy chiquita”. Pasamos un rato en la pelota, Gustavo sujetándole las manos, besándole la frente; yo masajéandole la espalda, el coxis, los glúteos, los muslos, mientras en mi teléfono suena Amor de Indios Brasil (buscando compensar que por salir rápido olvidé llevar el reproductor de sonido como habíamos acordado). Al poco ella dice que ya no quiere llevar ropa interior (lo que es genial, se siente cómoda) y Gustavo, a pesar de sus propios miedos, se eleva al momento y al rato ya anda cambiando lo centros de cama (llenos de fluidos) como si nada. Me fijo que Yanitza tiene todo el coxis púrpura, no veo línea definida pero pienso que no debe faltar mucho para que comience a pujar. Ella dice que tiene ganas ahora, pero lo dice sin que se le vea que está pujando espontáneo por lo que le recomiendo que para no pujar exhale soplando muy lentico y ella cumple.
Al rato decidimos pasar al cuarto donde está la bañera para parto en agua. No entra todavía porque no queremos que se relaje demasiado ni ralentizar el parto, se sienta un rato en la silla de parto, volvemos también a la pelota, las sensaciones comienzan a costarle y por primera vez la escucho gemir. “Ya quiero entrar al agua” dice "claro entra tranquila" le digo yo. Ahí los sonidos que hace cambian, el alivio es inmediato y ella confiesa “siento que estoy levitando, que rico” pero dura poco y comienza nuevamente a gemir, su patrón emocional cambia por completo, duele, la presión es intensa y lleva hora ya. Yo me arrepiento también que dejé en casa mi libro de apoyo. Las dos estamos con las herramientas que tenemos encima, no tenemos tiempo para aprender con teoría, estamos desnudas en esta práctica.
Intento decirle algunas cosas para cambiarle el foco “Cada sensación que pasa es una menos que vas a sentir, es una más cerca de tu bebé” La miro directo a los ojos “Yo sé que es fuerte, he estado en tu lugar, pero esto va a pasar, esta sensación es momentánea, tu bebé es infinita y ya estas cerca”. Ella sigue guapeando, se lamenta, se mueve, no haya una posición cómoda y se mueve de un lado a otro. “Ayúdenme” comienza a decir “cuánto más? No quiero, quiero pujar, pero no quiero pujar” “Mis caderas! Se van a reventar” la contrapresión ayuda y le alivia. “Ayúdenme” vuelve a decir y se me sale el general; le hablo lento, suave pero firme “yo te puedo hacer masajes y te puedo acompañar pero quien va a sacar esta bebé eres tú y vas tener que pujar para lograrlo” en poco siento un cambio... el lamento pasa a ser gruñido, inmediatamente me emociono “Eso es” le digo “por ahí va la cosa”. Ella está suspendida de las tiras de liga que cuelgan del techo, aun con las piernas dentro de la bañera, se baja en cuclillas se mece, es difícil ver el progreso porque me está dando la espalda para tener acceso a sus caderas para hacerle presión. En ese momento ocurre algo en extremo curioso, que había leído en textos e historias de parto, pero que hasta ese momento no había tenido la oportunidad de sentir e identificar. Una de las señales para las comadronas de que el parto es inminente: el llamado olor del nacimiento. Un olor completamente particular, que no había olido antes, que aproximo a llamar metálico y que más tarde Yanitza me confirmaría; ella también lo olió y que volvió a olerlo de su bebé durante la primera lactancia.
Beltrán le sugiere que se salga de la bañera y nuevamente ella cumple. Se sienta en la silla de Parto. Ella está respira que respira "Doctor me voy a desmallar" "respira más lento" -le digo yo "vas a hiperventilar" le dice Beltrán. Se calma un poco, aun no ha dado el primer pujo y ya puede verse que la cabecita está ahí, en puerta, lista para salir. Comenzamos a darle ánimo porque ya puede verse la meta de llegada, falta muy poco, ahora si puedo decirle que ya no falta nada! Lo sorprendente es que resulta cierto y con tan solo tres pujos llega Eva Sofia inmediatamente a los brazos y al alivio de su madre. Son las 10:56 de la noche. A Gustavo se le salen las lágrimas sin que siquiera parpadee, abraza, besa y le dice a su mujer que la ama. Es oficial, son una familia.
Eva se queda en los brazos de su madre todo el tiempo, al cordón nadie lo pinza y solo lo cortan cuando ya la placenta ha salido. A Eva la visten en los brazos de su madre y solo pasa a brazos de su padre cuando el doctor se dispone a chequear a Yanitza. Solo ha tenido un desgarro superficial por lo que no hay necesidad de suturarla. Le tiendo la cama mientras la revisan y menos de 1 hora después los dejo, ya Eva Sofia pegada a la teta de su también recién nacida madre :)