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Mi Embarazo Consciente - El Nacimiento de Søren

12/6/2017

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El 22/04/2017 a las 19:01 nació Soren Vittorio. 
Pesó 3.200kg y midió 51cm.
Nació en casa y en agua, a las 39 +1 semanas. 


Todo nacimiento es único y sagrado. Poder parir en casa y en agua es un sueño hecho realidad que me permito compartir para contribuir con la sensibilización hacia el nacimiento humanizado, libre de violencia, y en amor. 


No importa cuantas veces hayas parido, ningún parto será como el anterior. Cada parto es único, cada nacimiento nos cambia, nacemos también junto a nuestro bebés, a nuestra familia. Cada vez que nos toca parir, en ese momento ya hemos cambiado; hemos aprendido y por eso no seremos nunca las mismas. 


Mi primer parto fue como un gran portal, el gran paso. Luego, con este, sentí que era un pasaje conocido, pero siempre lleno de misterio y misticismo. Llegué a él con otra mirada, y sin embargo, fue igualmente intenso, me exigió volver a partirme en dos, volver a nacer. Morir y revivir. Eso es el parto. Siempre es necesario entregarse, aferrarse a la confianza, creer y fluir. Por más que podamos sentir que ya pasamos por ahí, nunca será igual. Siempre será un oportunidad para autoconocernos, sanar y servir a la vida. 


El nacimiento de Søren fue rápido e intenso. Desde el embarazo pude comprender que su misión estaba llena de fuerza e intensidad. Llegó a mi vientre sigilosamente, aferrándose a la matriz, protegiéndome y abriendo caminos para su llegada. Fue un propulsor para movilizar nuestras vidas hacia el cambio y la valentía. Cambiamos de vida en un 2x3. Aunque hayamos cambiado de país y casa, no hemos cambiado nuestros sueños por tener una familia armoniosa, llena de amor y respeto. No hemos cambiado las dinámicas tribales de unión, compartir y solidaridad. Seguimos aprendiendo y creciendo como manada porque el hogar se hace desde el corazón sin importar el lugar en donde estemos. Por todo esto, era importante encontrar el equipo para recibir a Søren. La decisión ya estaba tomada: un nacimiento libre de violencia, de ser posible en casa y en agua. "De ser posible" porque aunque para mí era una decisión consciente, siempre supe que no debía imponerme ni aferrarme a una idea, prefiero creer que cada bebé escoge la forma en la que debe llegar a este mundo, porque eso es parte de su misión y recibirlos es parte de la nuestra. Prefiero confiar en que mi bebé sabe cómo nacer y yo confío en que puedo serle útil y servir a su propósito.


Desde que llegamos a Italia estuvimos inmersos en la gran dinámica de rediseñar nuestras vidas para poder estar en otro país con dos niños y uno en camino, y siempre respetando nuestro estilo de vida. Escuelas, papeleo, documentación, y finalmente opciones para el nacimiento. 


En Roma puedes parir en hospitales. Se dicen muy buenos. Nosotros ya sabíamos que el ambiente hospitalario no era una opción. No compartimos las mismas motivaciones, por ende, a menos que fuera estrictamente necesario iríamos allí. En Roma también puedes parir en casas de parto y en tu casa ¡Bingo! Tras encontrar a las parteras, 3 semanas después llegó el día. 


Si el embarazo evoluciona bien, el parto no debería ser un impedimento. Claro, es importante también controlarnos el embarazo con una partera que comprenda nuestro deseo y forma de hacer las cosas. La persona que nos acompañe durante el embarazo debe ser una persona que nos invite a empoderarnos y no a cargarnos de miedos. La gran diferencia entre los médicos y las parteras está en que muchas veces por el discurso preventivo caemos todos en el mismo saco de "es mejor prevenir que lamentar", pero hay casos donde intentarlo representa la diferencia. 
Desde hacía días sentía Braxton Hicks o contracciones de entrenamiento, o falso parto... eran contracciones en la barriga. Para mí, la forma de comprender que era una contracción real era el vago recuerdo que me quedaba de un dolor menstrual o el "apretón" o "la mordida" desde abajo hacia arriba (desde el vientre). Hasta ese momento mis sensaciones habían sido en la barriga, por arriba. Otra clave para definir las contracciones era el DIF (Duración, Frecuencia e Intensidad) es decir cuando tienen estas 3 características juntas, entonces son reales. Mis sensaciones todavía no tenían ritmo, es decir frecuencia. Me tomé unas fotos sintiendo que faltaba poco y que quería un último recuerdo de esa gran panza.
Ya estaba algo cansada y sentía que la inminente Luna Nueva me agitaría las aguas internas. Así fue como entre una cosa y otra, un sábado normal en casa, haciendo tareas y jugando con los niños, fui sintiendo a la 1 pm que mi panza se contraía pero no me detenía. Seguí haciendo tareas hasta que noté una cierta frecuencia. Empecé a anotar cuanto duraban y cada cuánto... duraban 20-30' segundos y cada 20-10 minutos. Poco a poco me di cuenta que estábamos entrando en trabajo de parto. Aproveché de cortar las uñas de mis hijos, alistarlos para que estuvieran esa primera semana sin tanto descuido. Me daba miedo pensar en cómo sería nuestra vida con otro bebé. Cómo haría para atender a mis otros 2 hijos (7 y 2 años y medio). Estaba aterrorizada de la dinámica familiar. El parto no era ya una grandísima preocupación... sabía que una vez allí, no hay donde huir. Hay que afrontarlo, rendirse, entregarse y gozarlo....

No dejes de leer el final de esta hermosa historia, Lee el resto del nacimiento en el blog de @CeciDoula @MiEmbarazo Consciente

https://www.miembarazotv.com/single-post/2017/06/06/La-historia-de-mi-parto-en-casa-y-en-agua
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A un año de tu nacimiento decido escribir sobre tu llegada al mundo

22/8/2014

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HISTORIA DEL NACIMIENTO DE EVA SOFÍA PÉREZ ROJAS
por Yeanitza Rojas

Después de un año de tú nacimiento decido escribir; todo empezó cuando decimos traerte al mundo de manera diferente y brindarte todo un mundo de posibilidades y decisiones tomadas juntos como familia y una de ella era que tú decidieras cuando llegar a nuestros brazos porque me parecía horrible la idea de tomar la decisión de traerte por cesaría y decidir por ti cuando tenías que salir de mi vientre.

Pues todos los controles del embarazo le decía a la doctora que quería parto natural y ella hasta la semana 30 decía que sí y luego me informo que no podía ser así por varios motivos: 


1. Tienes un embarazo de alto riesgo

2. No tienes un seguro tipo 1

3. Eres primeriza y tardaras mucho

4. Hay que hacerte nebulizaciones antes, durante y después del parto o te dará un paro respiratorio
Y otras series de obstáculos que ya no recuerdo.

Gracias a Dios y la tecnología vi en Facebook una publicación de un cine foro en conmemoración a la semana mundial del parto respetado y allí empezó todo, llame a Elvis canino para saber del cine que se daría en el hatillo y él me da el número telefónico de Isabella Polito ella me da la dirección para asistir y por quedar un poco lejos de mi dirección de casa no pudimos asistir, la llamo para cancelar por lo lejos y me informa que se dará otro cine foro en la casa de la cultura de los Dos caminos a la cual asistimos con todo éxito y conocimos a Beltrán Lares, Isabella Polito, Elvis Canino y a Eva Daniela. Les contamos a todos que queríamos un parto libre de medicamentos y totalmente natural. Eso era día martes y al día siguientes ya estábamos en consulta con Beltrán donde me informó que tenía un parto totalmente normal y que todas las condiciones estaban dadas para un parto natural.

Todo esto trajo consigo las preparaciones necesarias y sanaciones para poder tener un parto natural y en ese trabajo conocimos a Diana Vegas nuestra Doula. Llego el día: Lunes 24 de Junio de 2013 a la 11:15 am sentía que mi cuerpo me decía que sí que era el momento de nacer con una leve contracción al cual le dije a Gustavo que llego el momento que lo sentía en mi cuerpo. Él se levantó de la cama para ir al carro y limpiarlo y yo llame a Beltrán y quedamos vernos a la 6:00pm en su consultorio. Y luego llame a Diana mi doula para informarle ella me dijo que estaríamos hablando por mensajitos de texto. Me bañe con agua muy tibia y mi cuñada Odalis llego a la casa y no le dije nada de que era el momento de nacer su sobrina ella me vio desnuda y me dijo “tienes una barriga hermosa como de modelo” y se fue rápidamente.

Yo me quede en la habitación sola recordando todo los que habíamos aprendido en un mes para poder lograr nuestra meta y recordé que era necesario tener oxitocina para poder parir y me puse a ver una película muy chistosa la cual no vi toda porque luego quise un momento de oscuridad y cerré las cortinas del cuarto y prendí una vela con olor a lavanda y recordaba nuevamente lo de la oxitocina, y empecé a recordar momento felices que he vivido con mis sobrinos y viajes que había hecho con Gustavo las contraciones eran muy leve para mí el tiempo fue muy lento, no 
sentía angustia de nada ni miedo, busque las maletas que tenía preparadas para llevar a la clínica y revise todo para tener seguridad que no me faltara nada.

A la dos de la tarde fui a la nevera para comer algo y comí lechoza con arroz con pollo, cuando me dirigía al cuarto vi la cesta de ropa sucia y me dije “voy a lavar eso porque quien sabe cuándo lo volveré hacer” jejeje y empecé a lavar durante esas horas las contracciones las sentías más, pero no era algo de morir solo me hacía detenerme, recuerdo que cuando llegaban me acostaba sobre la lavadora y respiraba profundo y trataba de mover mis caderas en movimientos circulares y luego se iban muy rápido. Paso el tiempo muy rápido y ya eran las 6 pm y yo en 
casa aun me bañe rápidamente y me aliste para salir igualmente Gustavo, mi sobrino mayor estaba en casa cuando yo estaba saliendo y le dije que saldríamos a cenar igual a mi mamá yo no quería informar nada para que no me generaran angustias y quería vivir mi momento a solas con Gustavo. 

Nos fuimos pero primero debíamos dejar a mí cuñada en su casa que queda algo retirado y allí le dijimos ella muy emocionada con lágrimas y con ganas de acompañarnos pero no quisimos porque al día siguiente ella debía trabajar.

Por ser día festivo corrimos con suerte de llegar rápido y para sorpresa de nosotros la clínica estaba cerrado y todo a oscuras, llamábamos a Beltrán y no caían la llamada había muy mala señal, Gustavo no me decía nada y yo recuero decirle que no se preocupara que me llevara a otro sito lo bueno es que “ya estoy pariendo”. Bueno logramos entrar y hablar con Beltrán y era ya las 8:00Pm. Me realiza un eco para ver como estaba la bebé y me dice todo esta en perfectas condiciones y ella está colocada perfectamente para salir y me realiza un tacto y me dice” estas 
pariendo ya” también me dice bájate de la camilla y vete a la habitación cámbiate y manda a Gustavo a buscar las cosas al carro pero con voz de apúrate, me pregunta ¿le avisaste a Diana? Yo le dije que no – él dice ok no te preocupes yo la llamo y escucho que le dice: “Esta Pariendo vente ya tiene 8".

Al estar en la habitación me arrodille en un sillón que estaba allí y me movía mis caderas en círculos, cuando llegó Diana revise nuevamente mi maleta y le dije que quería que le colocara a la niña. Luego pasamos al cuarto de parto y quise meterme en la bañera y allí sentí toda una relajación le dije a Gustavo que me sentía levitando era algo de otro mundo era muy relajante, 

Diana y Beltrán me dicen que estaba lista y yo no encontraba un punto de puje me sentía muy relajada recuerdo decirles que no podía, Beltrán me dice que me salga de la bañera y allí empezó a salir Eva Sofía, recuerdo que fue muy rápido y sentí que salió como una pelotita muy rápido el dolor ya no estaba, no sabia si llorar o reír es un sentimiento muy grande, le dije a mi bebe “bienvenida naciste el día de san juan mami”.

La enfermera me dice respira despacio porque la vas a hiperventilar, esperamos que su cordón dejara de latir y Gustavo con lagrimas en los ojos lo corto, ella todo el tiempo en mi pecho arropada con un pañal, la enfermera la vistió sobre y estábamos listas para ir a la habitación.

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Llega la hora de sujetarte y soltarte.

1/5/2014

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Por Estefanía Gutierrez Rua publicado originalmente aquí.
Compartido con autorización, Por favor no copiar. 

Llegó la hora.
La hora se acercaba.
Pronto sería la hora.
Sería ésta la hora aquella?

En aquél sueño miraba el reloj, entregada al instinto de su cuerpo. Era la hora, no podría ser cierto. 

Ella sabía que esto que empezaba terminaría algún día. - Debí haberte pedido un poco más de tiempo- pensó.

Disfruté tenerte en mis adentros, intenté sujetarte, mas el instinto por soltarte predominó. Me hablaste de aquel sueño donde la hora llegaría y llegó.

Estaba pronto a comenzar, el sonido se divulgaba entre latidos fuertes de mi pensar, respirar, por allí empecé, todo irá bien, las instrucciones están grabadas en la memoria de mi ADN.  Mis ancestros, mis antepasados, la fuerza de todas las bestias hembras, féminas mamíferas, mujeres parturientas se avivaron en mi.  

-Sujetarte mientras llegarías, eso pensé.

Era la hora santa que vendría, mantenerme respirando eso haría yo, el cuerpo haría el resto.
Resto que nada más fue dejar de pensar en mí, para pensar solo en ti.

“Tómame” – decía.  

Tienes mis pulmones quienes llenos de aire ansían por verte. Mi corazón bombea constantemente pensando en ti.

El útero empezó a estrecharse y a ceñirse más y más a ti, a tu pequeña figura desnuda diminuta y humana; no habría abrazo más fuerte que el de dejarte partir.

“Solo un último estrujón más por favor” – te susurré.

El último abrazo fuerte para dejarte partir, las paredes del vientre replegadas sobre tu piel, te apreté lo más que pude; solo para que nunca olvidaras,  que fue un hermoso placer haberte llevado dentro de mí.

Después del abrazo, el hasta luego nos veremos cara a cara, ya nos sentimos cuerpo a cuerpo.

Abandonándome pronto estaría yo. Luego, se expandió la magia del universo dentro de mí. Los ángeles entonaban coros de alegría, sus canticos eran semejantes al cielo blanco y celeste. La vibración del cosmos se movía fuerte en mi, contracciones llenas  de contrariedad “sujetarte y soltarte”.

“Debes de ir, debes de partir, afuera esta un mundo esperando por ti, conociste tu mi mundo, todos mis secretos en oculto, te transformaste tu en el, en el hijo maravilloso”.

El canal ya habría abierto lo suficiente, pronto empecé a sentir tu cuerpo deslizándose en mi entre pierna, como un volcán cuesta abajo, como un impulso de gran ímpetu, te escabulliste fuera de mi.   Desapareció el mundo, porque ahí, en ese mismo instante, me di cuenta, que el mundo eras tú.

Con la voz viva de un cantor, fuerte en tu llanto. Con la vida puesta en calor, sereno en tu canto. 

Quise tenerte sobre mi pecho por unos instantes, mientras bendecía las manos del doctor, manos guiadas por el mismo creador divino.

Vi tus ojos azules profundos como el mar, ahora tal vez ángel de Dios me puedas contestar:
-De que cielo has venido?, o caíste de alguna estrella que fugaz llego a tierra?”
Yo de antes creo conocerte.

Y nos prestamos los sueños, tú en los míos, yo en los tuyos, ahí nos vemos.
Tu mirada yo la he visto, de dónde nos conocemos?

Pones mi mente a volar entre el tiempo, 
mi corazón, desde que llegaste tu, no ha dejado de latir.

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Hacerme responsable de mi cuerpo, de mi proceso, de mi bebé.

29/10/2013

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Escrito por: Nats Castillo

Hacía semanas traía la angustia de dónde y cómo parir.

Primero, había elegido el parto en casa, fácil, la partera increíble, la casa puesta, yo animada. Luego todo empezó a moverse, la casa cambió, la partera me pareció que vivía del otro lado del mundo y yo, me asusté.

Decidimos irnos al hospital y la confianza de tener un seguro de gastos médicos que pagara todo nos relajó por un buen rato. El día que cumplía 38 semanas, y según yo a punto de parir, llegaron a la ciudad mi mamá y su pareja, Adriana, y de pronto me sentí segura, sentí que mi nido estaba listo para recibir a esta bebé. La fuerza y el orden que trajeron a mi casa (a la cual me acababa de mudar 3 meses atrás), me dieron un sentido de pertenencia, también ayudaron todos los proyectos DIY que trajeron y que en una semana dejaron la casa tan bonita que da gusto entrar.

 Así que con su apoyo decidimos que el parto en casa podría ser la mejor opción para mi. Después de muchas idas y venidas, se ajusto todo, estaba de 39 semanas y lista para parir, asustada por el hospital decidí que lo que mi corazón realmente quería era parir en casa. Decidimos no decirle a nadie, no quería comentarios negativos, no quería miedos que no eran míos, las pocas personas que supieron que iba a pasar me llamaron valiente, y yo por dentro me sentía la más cobarde, si paro en casa es porque me aterroriza el hospital -pensaba yo. Recordaba mi primer parto, tan intervenido, el comentario del pediatra: "que buen show nos diste" mientras soltaba la carcajada, eso fui para ellos, un chiste, un show. Con mi segundo embarazo me preparé tanto para un parto en casa que al terminar en una cesárea completamente innecesaria y violenta me sentí rota, destruida y al final, completamente incapaz de parir.

Pensábamos que no tendríamos más hijos, estábamos tan seguros que seríamos solo 4 que al enterarnos del bebé nos quedamos en shock. Pero al mismo tiempo sentí que llegaba el tiempo de reconciliarme conmigo, con mi cuerpo y con la vida/muerte que hacía tan solo un año se había llevado a mi papá.

Tenía mucho miedo del parto, tenía terror de no ser capaz de dilatar, pero sobretodo tenía terror del expulsivo, de pujar, de hacerme responsable, de mi, de mi cuerpo, del proceso y de mi bebé. Tenía miedo pues sabía el parto era un proceso inevitable, y como la muerte iba más allá de mi y de toda conciencia o control. Tenía que dejarme llevar, confiar y pasar a través del miedo. 

Cumplí 40 semanas, llegó mi fecha probable de parto y se fué, pasaron los días, y cada hora se hacía mas larga, mi cuerpo no parecía mío, me sentía cansada, emocional y con ganas de estar encerrada en mi 24/7 pero tenía muchas cosas que hacer, así que ni la bebé ni mi cuerpo sentían que estaba lista para parir.

Llegué a la semana 41 y no había un solo signo de parto, desesperada y cansada de sentirme presionada por el mundo decidí llevar a cabo todo lo que pensé podía ayudar a la bebé a nacer. Caminé, nadé, comí chocolate 90% cacao, caminé otro poco y nadé mucho más.

Amanecí el domingo 30 de junio sintiendo que algo era diferente, no quería caminar, ni moverme, no quería más que estar a oscuras, acostada en cama, abrazando a mi esposo, me sentía diferente pero no creí que fuera a parir todavía. 

Aproximadamente a las 8 de la noche empezaron las primeras contracciones de parto, sentía una presión más fuerte que con las contracciones de Braxton Hicks, y al ir al baño me di cuenta que estaba perdiendo por fin el tapón mucoso. No me quise emocionar porque con mi segunda hija perdí el tapón mucoso y aún así nunca entré en trabajo de parto. 

Llame a mi partera, Sabrina, y le pedí que viniera a mi casa, con ella viviendo a tantas horas de distancia (casi 4) me preocupaba no llegara, y aunque pensé que podía ser falsa alarma decidió llegar a mi casa y quedarse a dormir por si el parto progresaba.

A las 12:30 de la mañana llego a mi casa, las contracciones se habían espaciado mucho, porque estaba estresada de si llegaba o no llegaba Sabrina, estaba tan nerviosa por eso que logré distanciarlas. Al llegar le pedí me revisara para saber si si era trabajo de parto y si tantas semanas con braxton hicks habían servido para algo, pero en realidad tenía miedo de no estar ni borrada, ni dilatada, como me había pasado en mi parto anterior, tenía mucho miedo de que mi cuerpo estuviera roto. "Tienes 3 cm y 50% de borramiento" me dijo y me decepcioné, no era nada y no significaba nada, había pedido un tacto a lo menos, me enojé conmigo misma y me prometí  en secreto no pedir más tactos durante todo el parto para no decepcionarme o emocionarme de más.

Nos acostamos a dormir para tratar de descansar algo, las contracciones agarraron ritmo de nuevo y mientras dormía, sentía con total claridad cada una de ellas, estaba en un estado de conciencia que nunca había experimentado. Era muy parecido a una meditación profunda, no estaba dormida, pero no estaba despierta, y con cada contracción junto con el dolor llegaban imágenes que me hacían sentir mejor. Los sueños se mezclaban con la realidad, me sentía dentro de una oscuridad aterciopelada que se llenaba de colores con cada contracción. Fueron momentos muy profundos, intensos y aunque quiero recordar las imágenes que llegaban a mi con cada contracción, no he podido lograrlo. 

Alrededor de las 4 am el dolor se intensifico tanto que tuve que levantarme de la cama. Me senté en la pelota de partos y Jorge se sentó frente a mi, me tomo la mano y empezó la siguiente fase del parto. En algún momento entre contracciones escuché a Sabrina moverse por la casa, me preparó un té, su presencia era tan suave que me sentía protegida pero a la vez jamás sentí que mi espacio hubiera sido invadido, me sentía respetada. Cuando sentí que el dolor era mucho me pusieron el banco de partos en la regadera y me senté a sentir como el agua hirviendo aliviaba mi dolor. Lo único malo fue que empecé a sentir que se me subía la presión por el calor así que me tuve que salir. 

Al momento de apagar el agua sentí, supe, que estaba entrando en transición, la parte más dolorosa del parto. 

En cuatro patas me acomodé sobre la cama y pude manejar el dolor por un rato, pero a cada momento se hacía más difícil, intentaba respirar según había leído en hypnobirthing, intentaba recordar técnicas de relajación, de meditación, de cualquier cosa que me pudiera ayudar y poco a poco las herramientas con las que contaba dejaban de ser útiles, de funcionar, nada me ayudaba. Recuerdo que en ese momento empecé a rogarle internamente a todos mis familiares que han muerto que regresaran a ayudarme, sobretodo pensaba en mi papá, le rogaba, "papá, ayúdame a tener unos minutos para descansar, no puedo manejar el dolor". Y así sentada en el banco de partos, recargada en Jorge, agarrada de la hamaca, con Sabrina sentada frente a mi que pasamos no sé cuanto tiempo los tres durmiendo y descansando un poco. Las contracciones no dolieron tanto, pude relajarme de verdad.

Pero no podía descansar para siempre, las contracciones regresaron a su intensidad y ritmo y pensé, "ahora si, ya no hay vuelta atrás".  El tiempo no tenía sentido, con cada contracción se hacía eterno, cada segundo parecía un año, entre contracciones el tiempo se movía tan rápido que no me daba tiempo de respirar. A lo lejos escuchaba como la mañana empezaba para mis hijas, mi mamá y Adriana, escuchaba como desayunaban, se bañaban, jugaban, reían, oía como en otro mundo, como sus vidas eran iguales y a la vez como estaban cambiando para siempre.

De repente entraron al cuarto, se acomodaron todas y el mundo parecía que se acomodaba en su lugar. No recuerdo mucho de esa parte, veo los videos y me parece irreal, nada se ve como yo lo veía, par mi los colores eran más brillantes, los segundos más largos, las palabras más poderosas, pero cuando llegaban las contracciones, no existía nada más que el dolor. En esos momentos sentí que me rendía, gritaba, gemía, me retorcía, quería escapar, estaba desesperada, quería que se acabara ya, sentía que faltaba mucho, no sabía si me había equivocado, ¿y si esta no es la etapa de transición y todavía faltan horas? preguntaba desesperada en cada descanso. No me dejaba revisar la dilatación, tenía terror de que me dijeran que estaba muy lejos, no quería que me desanimaran, Sabrina me contenía, Jorge me sostenía y las abuelas junto con las nietas me protegían. Aquí solo recuerdo dolor, dolor, dolor, gritos, dolor, sentía a mi cuerpo quebrarse y entre contracciones entendía que el dolor era necesario porque necesitaba romperme para vivir. No se trataba de parir, se trataba de vivir. Pero durante las contracciones no aguantaba nada, protestaba si me tocaban, parecía que iba a morder. Cállate le gritaba al mundo, no soportaba un sonido, no toleraba a nadie.

¡Duele, duele! gritaba con sorpresa en cada contracción, ¡duele más que la anterior! Tomaba las manos de Jorge y me levantaba con cada una, me ponía de puntillas y levantaba la cadera del banco de parto, no sentía la cabeza de Isabella y me preocupaba que siguiera arriba y faltara mucho para que naciera. Fue la parte más difícil y aún ahí temía el momento del expulsivo, pensaba que sería peor. Pero ya no tenía miedo de pujar, sólo quería que todo terminara, no importaba cuanto doliera, ya no podía más. Veía las caras de todas mis mujeres, estaban frente a mi, Sabrina adelante, a su lado mis hijas, luego mi mamá junto a Adriana, por momentos ponían cara de que ya veían algo, tal vez la cabeza, pero por momentos ponían cara de desilusión, veía la preocupación en la cara de mi mamá, y la de curiosidad de mis hijas, me sentía rara, pronto serían sus vidas completamente distintas.

A las 10 am Sabrina me hizo un tacto porque todos morían por saber como íbamos, me dijo que se sentía todavía arriba y que parecía la detenía el estar todavía en la bolsa de líquido amniótico. "¿Quieres pujar?" me preguntó Sabrina "No", contesté desilusionada. Sentía que faltaba mucho y con cada contracción me desesperaba más. Las abuelas y las nietas salieron del cuarto silenciosamente y sin que nadie se los pidiera, de pronto ya no las vi.  Me concentré entonces, no se si hubo un cambio o no, no registre nada, más de pronto la cabeza de Isabella bajó, sentí ganas de empujar y la fuente se rompió, todo al mismo tiempo. 

Las ganas de pujar eran imperantes, mi cuerpo y el de Isabella se empezaron a separar, sentí su cabeza por salir, y creí que se resbalaría y caería, salió su cabeza, y con ese mismo pujido salió el resto de su cuerpo. Sentí dolor, sentí que me rompía pero no fue tan difícil, fue increíble, de pronto todo había terminado, lo había logrado, me sentía como una guerrera. Había parido a mi bebé. Mientras salía había gritado para que entraran la demás mujeres de mi vida, entraron corriendo y fue maravilloso ver a las grandes conocer a la pequeña.

Mientras todo sucedía yo seguía sintiendo las contracciones, dolían casi tanto como antes y me sorprendió, en mi primer parto, fue nacer mi hija y acabarse todo el dolor, así que mientras la ponía al pecho para que comiera empecé a pujar para sacar la placenta. Por fin salió y el dolor cedió. Pedí ayuda para acomodarme, tenía una bebé en el pecho, dos hijas impactadas a lado, dos madres increíbles, un esposo maravilloso y una partera mágica. Y yo me sentía como la persona más afortunada del mundo, la más fuerte y la más empoderada. 
A las 10:20 am parí una bebé de 4.100 kg, 55 cm a las 10:27 alumbré una placenta velamentosa y grande. Sólo me rasgue medio centimetro y no hubo ningún problema, Isabella se pegó al pecho como una campeona, siempre he tenido suerte con mis lactancias, tengo hijas sabias. 

Me tomé un licuado de placenta con uvas, sabía como a uvas moradas con mucha sal...no me dio asco, pero tampoco se me antojaba, tenía hambre y sed, quería encerrarme de nuevo en mi misma mientras intentaba registrar que había sucedido.

Hoy, tres semanas después sigo sin saberlo, sólo entiendo que fue un parteaguas en mi vida parir en casa, que nunca seré la misma. Aprendí muchísimo de mí, me enamoré más de mi familia; Jorge me demostró que vale la pena amar, mi mamá me hizo sentir querida, me sentí orgullosa de pensar como ella lo hizo conmigo y mis hermanos; Adriana me cuido como nadie, me hizo sentir segura por completo; mis hijas me hicieron sentir agradecida y Sabrina me contuvo lo suficiente para dejarme actuar.

Hoy sólo me siento afortunada, agradecida y profundamente conmovida. Con el paso del tiempo sé que captaré diferentes cosas, este parto no ha terminado de enseñarme cosas.

Mientras tanto seguiré derritiendo de amor por mis hijas.
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Recibiendo a un Rayito de Sol. El Nacimiento de Ángel. PVDC.

21/8/2013

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Escrito por Diana Calderón
Publicación Original

Nuestro tercer embarazo llegó un poco de sorpresita, aunque ya estaba planeado; íbamos a empezar la búsqueda el siguiente mes y cuando me di cuenta, ya tenía un hermoso POSITIVO en mis manos!! Fue un embarazo muy difícil al principio, muchos ascos, muchos vómitos, muchas náusea, baja de presión tremendas! Y atender 2 nenes más.. pero mi marido fue mi gran apoyo al igual que mi hijo mayor. Pero en cuanto se fue eso, todo empezó a ir excelente!! Me sentía de maravilla!! con una energía impresionante! 

Comenzamos la búsqueda para tener un bello parto. Bueno, primero conocimos a un doctor pro PVDC (Parto vaginal después de cesárea), Nos enseñó el segmento inferior donde me hicieron la cesárea anterior, nos explicó que estaba muy engrosado y que eso me hacía perfecta candidata a un parto vaginal sin problemas, por lo mismo de que está engrosado y no adelgazado pudiendo causar complicaciones a la hora del parto. Que son muy raras las complicaciones pero se llegan a dar. Eso me dejó mas tranquila, pues aunque yo ya sabía que podía tener un PVDC con esto no habían Peros que valieran. Bueno, hicimos cuentas y no podríamos pagar el parto con estedoctor, así que a buscarle de nuevo. Encontramos una clínica de partos en agua, apartamos y al ir a conocer la clínica y a la partera, no nos gustó para nada, ni el trato; ni el lugar. Decidimos que ahí no. A mis 24 semanas de embarazo, una conocida (se llama Paola) estaba embarazada y conoció a una partera, ya le faltaba poco para tener a su bebita..Yo solo esperaba que nos platicara cómo era esa partera, qué le había dicho, me moría porsaber el momento en el que entrara en trabajo de parto, estaba yo muy emocionada. Quería ver cómo le iba a ella con esa partera para ver si yo me animaba a verla también, pero aun no estaba segura. 

Así que comenzó el trabajo de parto de Paola, yo estaba solo esperando a ver qué escribía. Ella iba relatando qué iba haciendo durante el trabajo de parto, eso me despertó un sentimiento que tenía ya olvidado, bloqueado. Recordé porqué había querido que mi segundo bebé naciera en casa, quería estar en mi ambiente, mi lugar: mi casa, donde fue concebido mi bebé, donde iba a llegar en un ambiente cálido y no frío de un hospital. muchas razones...Y decidí solo ver si a Paola la trataba bien su partera, a ella, a su marido y a su hija mayor. Si respetaba su proceso de parto, su parto y varias cosas más, pues eso es muy importante para mí, pues como dije: con mi embarazo anterior no hubo respeto en mi proceso de parto. Y sucedió: nació la bebita de Paola y supe que todo había salido hermoso!! y yo corrí a hacer cita con la partera. Quería ver el relato de Paola antes, pero no me aguanté, e hice la cita, y no me equivoqué ya que al leer después el relato, fue maravilloso!!! y me dió mucha confianza. Al llegar a la cita nos recibió una señora abrazándonos, preguntando cómo estábamos, chuleando a mis hijos. Supe que era Mirna: la partera, qué bello recibimiento nos dio: cálida, llena de ángel y buena vibra.Y así transcurrió mi embarazo, tranquilo y hermoso, mi bebé en la pancita era un bebito muy tranquilo, nunca me despertó una sola noche con sus movimientos. Íbamos a Cuernavaca que es donde Mirna da consulta y era increíble! Nos encantaba ir. Llegaron las 37 semanas un Domingo 20 de junio del 2010 y yo sabía que no iba a pasar de esa semana aunque la fecha probable de parto era el 11 de Julio.
Ese Domingo 20 de Junio de 2010, estábamos celebrando el día del padre en casa de mis suegros cuando comencécon contracciones cada diez minutos durante dos horas, sin embargo, algo en mí me decía que no era hora todavía. Así que me relajé y tranquilicé. El lunes 21 de junio también tuve contracciones pero sin ritmo, irregulares. El martes 22 de Junio a las 6:30am me despertó una contracción muy fuerte, pero me volví a dormir... a las 7:00am otra igual. Me levanté a hacer desayunos, preparar a mi hijo para la escuela, y todas mis actividades. Pude distinguir que ya eran las contracciones reales, mi corazón me lo decía, y aparte con cada contracción tenía una necesidad inmensa de apretar o morder algo… Yo sabía que esa madrugada nacería mi bebecito. ¿Por qué en la madrugada? Porque así lo había decretado desde un principio: que mi bebé naciera en la madrugada para que todo fuera más tranquilo, sin ruidos, mi hijo menor dormidito, más relajado todo... en fin. Sabía que mi trabajo de parto iba a ser largo porque así lo visualicé, largo y hermoso, tal como con mis primeros dos primeros hijos. ¡Así que me mentalicé y me dispuse a disfrutarlo como nunca! Mi marido se fue a trabajar (afortunadamente trabaja muy cerca de casa). Me dijo que si seguían siendo regulares las contracciones le llamara para que regresara a casa. A las 8:00am vino otra contracción. Decidí llamarle a Mirna y a mi esposo. Pronto él se regresó para ayudarme a preparar todo; teníamos que alistarnos porque ese día era mi ultrasonido y sí era muy importante saber cómo estaba mi cicatriz de la cesárea anterior, el cordón de mi bebé, el líquido, etc. No nos fuimos sin antes hacer una pequeña pintura de las manitas de mis hijos y de mi marido sobre mi pancita.

Las contracciones eran ya cada 20 minutos, unas muy intensas, otras no tanto. En pleno trabajo de parto me hicieron el ultrasonido... TODO salió perfecto: mi cicatriz lucía engrosada y sin problemas, el líquido bien, el cordón perfecto, el bebé sin vueltas de cordón. Salimos del ultrasonido y prácticamente nos encontramos en el camino con Mirna. Llegamos juntos a la casa,ella había venido con su asistente Miriam. Mirna me revisó la cintura para ver de cuánto aproximadamente estaba dilatada; me explicó que cuando no hay dilatación, hay un hueco en una parte específica, y mientras se va dilatando desaparece ese huequito. Me dijo que tenía aproximadamente entre cuatro y cinco de dilatación. Yo estaba muy tranquila y relajada. Ya era hora de comer, ¡y a mí se me antojó una quesadilla de chicharrón prensado! Antojo muy raro que mi amor se encargó de conseguir. Mi suegra llegó con pollos rostizados. Nos sentamos todos a comer, yo feliz con mi quesadilla que solo era comer poquita por el antojo.. pero me la terminé!!! y me supo deliciosa!!, comí pollo rostizado, mucha agua...La comida fue algo así como un picnic, y por momentos me olvidaba que estaba en trabajo de parto. Para estos momentos las contracciones habían parado. Me senté un ratito en la pelota para hacer círculos sobre ella; me encontraba de lo más a gusto, platicando, cuando comenzaron de nuevo las contracciones. Entonces, salimos a caminar un rato por mi fraccionamiento, mis hijos jugaron un rato; cuando nos metimos a la casa las contracciones se habían vuelto un poco más regulares y fuertes. Comenzamos a ver unos videos de parto, uno de ellos hermosísimo, el parto de Naoli Vinaver. Yo estaba sentada en la pelota, feliz.Y así transcurrió la tarde. Cuando mis contracciones se pararon durante un buen rato, me empecé a preocupar; regresó la sombra de mi segundo parto, que no dilataba. Mirna solo con verme sabía lo que yo estaba pensando; tomó mi mano y me dijo: ya casi esta aquí tu niña (ella creía que era niña) yo le manifesté mi preocupación, de porqué mis contracciones se paraban?, porqué unas eran menos fuertes que otras? no se supone que deben ir en aumento? ella sonrió y me dijo: relájate que todo va perfecto!! y al verla tan relajada, decidí dejarme llevar, bendita Mirna!!

Llegó un momento donde mi bella familia y amigas me hablaban por teléfono preguntando cómo iba? , cuántos centímetros de dilatación tenía? ,Cuándo iba a nacer? Ya? Ya nació?, ya se tardó, no?...Así que decidí apagar mi celular y mi teléfono de casa para no distraerme. Sé que lo hacían con buena intención, son un amor!! Pero me estaban estresando mucho…Era un parto natural, la naturaleza siguiendo su curso. Yo no quise separarme ni un momento de mi marido, a donde él iba, yo iba, pues con cada contracción quería abrazarlo. Si yo estaba en la planta alta y él en la planta baja, solo le gritaba para que subiera corriendo porque me estaba dando otra contracción. Lo único que quería era abrazarlo y apretarlo muy fuerte.Recuerdo haberlo visto preparar la alberquita, y me relajé mas al saber que ya se estaba llenando. Ya era noche, estábamos todos en la mesa y llegó mi mamá. Yo no quise cenar nada, no tenía hambre, comenzaba a sentirme un poco cansada.Me subí a acostar mientras mi marido acostaba a mi hijo menor. ¡Dormí como 10minutos! Y no quise saber nada de la cama pues las contracciones eran insoportables estando acostada. Mejor me levanté a leerle un cuento a mi chiquito, pero ya se había dormido ...esa noche mi nene dejaría
de ser el hermano menor para convertirse ahora en hermanito mayor del bebé que estaba a punto de nacer. Antes de dormir mi hijo , cuando yo estaba tratando de conciliar el sueño; me dio su bendición, y se quedó dormido con papi. Mirna subió a mi recámara y me hizo un tacto, no me dijo cuánto tenía, pero me dijo que eso no importaba pues mi cuello del útero estaba para atrás (cuello en retroversión) y eso hacía que la dilatación no fuera tan efectiva, así que me lo acomodó. Esto fue molesto, pero muy necesario. Para entonces yo no tenía ni salida de líquido, ni de tapón, cosa que me sorprendió, pues con mis hijos fue lo primero que expulsé: el tapón. No cabe duda que cada embarazo y parto son muy diferentes, uno del otro. Estuvimos en la sala un rato, platicando, yo en la pelota todo el tiempo,me paraba a caminar, las contracciones eran muy muy intensas ya; y regulares.Mirna me hacía unos masajes qué ayudaban mucho con el dolor y mi amor igual me los hacía mientras yo estaba prendida a su cuello. Mi hijo mayor estaba ahí todavía, no quería irse a dormir hasta que naciera su hermanito. Yo ledije que tenía que ir a dormir, que ya era tarde. Mi niño me dijo que por favor lo despertara cuando ya fuera a nacer, le dije que sí; me abrazó, me dió su bendición y se fue a acostar.Eran las 12am cuando decidí meterme al agua.¡Qué delicioso se siente! Una relajación padrísima, me estaba durmiendo. Pronto mi marido se metió conmigo,para así yo tener mayor apoyo en la espalda.¡Por supuesto, yo estaba muy feliz!Lo tenía atrás de mí abrazándome, sosteniéndome, y con cada contracción lo apretaba del cuello. Fue un apoyo impresionante tener a mi amor ahí junto a mí, acariciándome, hablándome y sosteniéndome siempre. Agua calientita, deliciosa. 

Mirna me hizo tacto y de nuevo el cuello hacia atrás; a acomodarlo otra vez. Esta vez no me molestó, más bien sentí un masaje muy rico en el cuello del útero.Nos dejaron solos a mi amor y a mí , y el ambiente era precioso, se respiraba amor, nos besábamos, nos acariciábamos. Dí un gemido muy fuerte por una contracción, qué intenso!! . Mirna regresó, nos decía palabras bonitas, toda tranquila ella. Pusieron música en mi recámara, música de piano preciosa!! Mirna me enseñó a respirar para ayudar a mi bebecito a bajar, en pocos segundos aprendí a hacerlo y funciona muy bien y se siente padrísimo ver cómo va bajando el baby. Recuerdo vagamente que escuchaba a mi marido respirar conmigo, a mi ritmo. Ya las contracciones eran muy seguidas y muy dolorosas. Después de un ratito comenzó a salir el tapón poco a poco. Tenía yo 9 de dilatación. ¡Faltaba muy poco! Yo ya no podía, gruñía, jadeaba... pero me concentraba en mi hijo todo el tiempo y en las manos de mi marido. Llegó el momento en que me sentí muy agotada, pues las contracciones venían una tras otra: mi bebé ya estaba coronando. Yo en ese momento rezaba mentalmente, visualizaba a mi bebé saliendo perfecto… ¡Qué intenso ardor! Por un momento olvidé todo lo aprendido y leído; me ganó el temor, pensaba “¿Qué es este ardor? ¡Me estoy desgarrando!” Cuando recordé que era el famoso aro de fuego. Yo quería pujar pero no lo hacía, pues era cuando más me podía desgarrar...Pensaba: “¡En qué me metí¡” Y dice mi marido que grité eso: “¡En qué me metí!” Pensaba que ya no iba a poder más, y me vino a la mente: porqué mejor no me hice una cesárea y ya?????Recuerdo escuchar a mi marido y a Mirna lejos. Y de pronto regresé, y me dije: “¡Pero qué babosadas estoy pensando!” Ya estoy aquí, y mi bebé está aquí tratando de sacar su cabecita.¡Cómo no voy a poder si él lo está intentando! ¡Está luchando por nacer! Eso me dió más fuerzas.-Momentos antes pregunté
por mi hijo mayor -pues él no se quería perder el nacimiento de su hermanito y de pronto ya estaba ahí; se despertó antes, se sentó a mi lado. Todo tranquilo, me veía y me sonreía, me tomó de la mano por un instante, pero llegó la contracción y lo solté para tomar la mano de mi esposo, pues en ese momento pensé que podía lastimar la manita de mi hijo al apretarla. ¡Gemí, grité, pujé lo más fuerte que pude y al fin salió su cabecita! Le costó un poquito de trabajo pues tenía su manita en la frente. Y después vino otra contracción, otro empujoncito, y salió mi amorcito hermoso. 

¡Es Indescriptible esta emoción! ¡Todo dolor se olvida en ese instante, euforia total! ¿Reír? ¿Llorar? Todo junto, ¡sí! Es magia. Sentirlo calientito, ese bello pedacito que tanto cuidé durante 37 semanas, esa cosita hermosa que decidió hacernos llegar un POSITIVO antes de lo planeado, esa cosita bella que se alocaba en mi vientre al escuchar a sus hermanos y a su papi jugando... había llegado...¡Por fin! Y entonces, pude escuchar su llanto unos segundos, ya que al abrazarlo dejó de llorar. ¡Qué sonido tan dulce, por fin podía tocarlo! ¡Sus manitas hermosas y pequeñas! Y cuando supe que era niño me sentí muy feliz, pues yo ya lo presentía. Después de unos minutos el cordón dejó de latir y mi hijo mayor lo cortó...a la primera le costó trabajo, pero a la segunda ya lo pudo hacer bien. Taparon a mi bebito y se lo llevaron a vestir porque el agua ya se estaba enfriando, y ahí fue mi hijo mayor tras él, siempre pendiente. Ahora me tocaba expulsar la placenta.El útero ya se estaba contrayendo y la placenta aun no salía. Mirna empezó a verse preocupada, pues en verdad mi útero se contraía muy rápido y yo ni señas de expulsar la placenta. Me pidió que hiciera reflejo de vómito y eso hice, y gracias a Dios comencé con contracciones y me dieron gotitas de hierbas que prepara mi partera para evitar hemorragia, que por cierto me estuvieron dando horas antes. Así, después de un rato la placenta salió, completita y enorme. De inmediato me cargaron mi suegra y Mirna a la cama para estar horizontal y evitar hemorragias. Mi bebé ya estaba tapadito, mi marido estaba indispuesto, se sintió mal y le bajó mucho la presión, pero se compuso rápido. Comenzamos la lactancia... yo aun estaba mojada y tenía frío, pero se pasó rápido. Mi bebecito se prendió al pecho perfectamente, el instinto de los bebés es increíble que saben qué hacer. Mi bebé me veía y me veía. Sus ojitos bien abiertos y hermosos, totalmente alerta. Ya eran las 4 y fracción de la mañana y a esa hora me hicieron chocolate caliente para recuperar energías y un pan relleno de queso philadelphia que qué delicioso me supo! mi suegra se puso a preparar tortas de pollo rostizado, de las cuales mi hijo mayor se comió una tenía hambre mi niño. A eso de las 5am, uno a uno nos fuimos durmiendo. Recuerdo que abrí mis persianas para que entrara la luz de los faroles de mi fraccionamiento y así poder ver a mi bebecito. Lo tenía ahí acostadito junto a mí, y no paraba de admirarlo... Todos dormían ya, menos yo. No podía dejar de ver a mi chiquito, ¡no podía con tanta emoción! ¡No podía creer que lo habíamos logrado! Me sentía en un sueño: estaba en MI CASA, con MI MARIDO acostado ahí junto a mí, con MI HIJO MAYOR , quien había visto nacer a su hermanito, con MI HIJO MENOR durmiendo en la habitación de al lado, YO en MI CAMA, en MI AMBIENTE.No paraba de darle gracias a Dios porque todo había salido perfecto.Mi bebé se llama Ángel, pesó 3.200 kg y midió 51 cm, llegó a las 3:32am del día 23 de junio del 2010, a las 37 semanas. Y como detalle, nació con lo que llaman: "camisa o cofia de la suerte". Aquí una breve explicación de lo que significa: " Entre los seres humanos es raro que la criatura nazca envuelta en su bolsa amniótica, y cuando esto sucede, en varias partes se considera como un auspicio muy feliz y en varios lugares es como un don nacer con la "camisa o cofia de la suerte" y es para varias culturas "protegido por los Dioses", este nuevo ser será un gran curandero y protector de la naturaleza". (extraído de un folleto escrito por MirnaEdith Amaya Valladares) Cuando nació Ángel tenía esa pequeña telita.. era blanca blanca y mi bebecito estaba todo cubierto con grasita blanca, nada de sangre tenía mi niño. Es una membrana especial donde se envuelve el bebe dentro de la bolsa amniótica".

Sea lo que sea es un nene muy amado que tendrá los mismos valores que tienen sus hermanos para ser hombres de bien. Los primeros días fueron difíciles pues se la pasó pegado a mi pecho todo el tiempo, tomando puro calostro, ya al segundo día por la madrugada comenzó a bajar la leche; que por cierto se me había olvidado de que dolía un poco. Mi hijo menor se destetó definitivamente 2 semanas antes del nacimiento de su hermanito, a sus 3 años 2 meses, ya no quiso mas y punto. A los 2 días de nacer su hermanito me pidió pecho, le dí y apenas probó la leche y dijo: ya no mamá, ya soy niño grande, gracias mamá, y se fue.Así de simple y natural, él decidió cuándo dejar el pecho, cómo dejarlo y punto.Estoy muy feliz y agradecida por haber logrado una bella lactancia con mi chiquito, fue hermosaaa!Ahora toca con este nuevo bebito y todo va perfecto!! Igual espero sea muy prolongada!.

Respecto a mí, no me desgarré nada gracias a Dios y a que Mirna me cuidó el periné muy bien mientras la cabecita de mi bebé salía.Sí molesta un poco después toda el área, pues hay inflamación obviamente, pero se pasa rápido con pomadita desinflamatoria. Lo único malo fue que me salieron 2 pequeñas hemorroides que los primeros días molestaron mucho, pero con una pomadita de árnica con hammamelis poniéndomela cada rato, se quitaron muy rápido gracias a Dios. Ni hablar, gajes de parir naturalmente. Y bueno, pasé alrededor de 21 horas de trabajo de parto, un parto que al fin pudo ser NATURAL, sin intervenciones difíciles, sin suero, sin oxitocina sintética,sin episiotomía, sin epidural, sin ruptura artificial de bolsa y sobre todo SIN PRESIONES. Todo vino a su tiempo preciso y perfecto. Mi cuerpo y mi bebé se tomaron su tiempo y punto, como debe ser, dejando que la naturaleza que es tan sabia y hermosa actuara.Fue un trabajo de parto hermoso. Lleno de paz, buena vibra, tranquilo, amoroso.Mi bebito eligió su día de nacimiento, su hora,nos sincronizamos en muchas cosas. Estoy feliz porque tuve un trabajo de parto divino, al final sí, un poco doloroso, una media hora muy dolorosa; pero hermoso y lo disfruté mucho!! El parto fue precioso, emotivo, lleno de amor.Parí con placer, lo disfruté mucho!Por la mañana desperté creyendo que todo había sido un sueño. No, no lo soñé! Mi bebito estaba ahí a mi lado, durmiendo entre papá y mamá, plácido, hermoso! Mi hijo de en medio se despertó como siempre dando un brinco a mi cama, cuando le enseñé una sorpresita: su bebé (así le decía él) ya estaba aquí! Su cara se iluminó, sonrió y el beso no se hizo esperar.

Hoy puedo decir que me siento muy orgullosa de mí misma. ¡Lo logré! Y de la mano de mi equipo. Me llena haber sentido, haber vivido cada sensación al máximo, cada contracción, cada dolor, cada gemido, cada quejido, cada gruñido, cada caricia.Soy una mujer muy agradecida.

Agradezco a mi mami y a mi suegra por toda su ayuda.
A Mirna que siempre estuvo apoyando, siempre cariñosa,  siempre al pendiente. Una bella señora que nos ayudó a lograr nuestro sueño, y que nos dio un parto respetado, al igual que Miriam tan cariñosa y atenta.
Y agradezco infinitamente a mi esposo, mi mayor apoyo, hombre hermoso.
Agradezco a mis hijos por estar ahí y ser tan hermosos y cariñosos con su hermanito.
Mis 3 grandes maestros, mis niños, mis bendiciones.
Gracias a Dios porque mi bebito llegó sano y yo estoy bien. Todo salió de maravilla.
Agradezco a toda la gente que estuvo al pendiente de nosotros.

Bienvenido Ángel, hermoso rayito de sol,
TE AMAMOS!

Hoy, Ángel es un nene muy inquieto, con un carácter bastante fuerte y muy muy cariñoso
y risueño. Bastante inteligente, nos trae locos este bebé precioso!

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Historia de Nacimiento: Todo un parto en Casa

3/7/2013

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Por: Valeria Ruiz Guierrero

Desde el primer momento que supe que estaba embarazada de mi primera hija sabía que mi embarazo y parto tenían que ser especiales. Iba  a traer Luz al mundo y sentía que todo tenía que ser especial, ella nos había elegido. En sueños me dijo que era un angelito niña y también que se quería llamar Luz. Así que la conexión que teníamos era muy palpable. Por eso mi trabajo empezó a full: clases de yoga 2 veces por semana, comida ultra sana, cero alcohol, mucho jugo y agua, caminatas, pintar mandalas, leía libros sobre partos naturales y gestación, música para la panza sobre todo mantras o sonidos de la naturaleza, todo! Pensamientos positivos constantes y afirmaciones en todo momento de que LUZ iba a nacer en casa de forma natural, bien animal..

Teníamos fecha probable de parto para el 15 de Junio y así fue. La ansiedad familiar era estresante, pero yo y Gera estábamos muy tranquilos, sabíamos que Luz iba a llegar cuando ella quisiera.

A las 5:30 a.m. del jueves 14 empezaron las primeras contracciones, al fin sabía lo que era una contracción!! Desperté a Gera para que supiera, tratamos de volvernos a dormir para estar descansados para lo que nos esperaba, pero a mí la ansiedad y curiosidad de cada momento no me dejaba dormir. A las 8 a.m Gera me prepara el desayuno y le avisamos a la familia, mi madre ya estaba instalada en casa y junto con mi cuñada se encargaron de limpiar toda la casa y cocinar rico, la verdad no recuerdo mucho esos detalles, mi viaje interno ya había comenzado. Amigos y familia se dieron una vuelta por casa al mediodía para ver la panza en su último día, pero yo ya sentía que quería estar sola, así que le pedí a Gera salir a caminar, fueron las 6 cuadras más lentas y sufribles de mi  vida! El día gris, frío y con niebla no ayudaba mucho… volvimos a casa y el olor a hogar hizo que ya me instalara y me volví una obsesionada del reloj hasta que le pasé la posta a mi madre y cuñada. No podía despegarme de la estufa a leña y los inciensos. Avisamos a mi doula y a mis parteras para que estuvieran atentas.

Ya eran las 19hs. Y las contracciones se hacían más frecuentes y dolorosas (bue…yo pensaba que eran dolorosas…), necesitaba a mi doula ya!! Ni idea a qué hora llegaron ella y mi tía Luja, no recuerdo, supongo que eran alrededor de las 21hs. Mi madre aprovecha y sale  a comprar un buen vino tinto para superar el momento y claro relajarme yo también, así que esos momentos con mi copita de vino, pegada a la estufa  a leña, con los ejercicios de mi doula Alejandra, a la luz de las velas, olor  a incienso y la música de relajación eran mi paraíso en la Tierra! Aunque mi cara no lo transmitía era feliz!! Estaba viviendo el momento como quería!!

Ya sabía que los partos de primerizas eran largos y ésta no era la excepción, así que entrada la madrugada pedí con urgencia a  una de mis parteras Claudia para estar segura de que todo iba bien con los latidos, dilatación y todo eso.. Gera y Ale mi doula estaban acompañando cada segundo, eran mis piernas, mis brazos, todos estaban para ayudar en algo y eso era algo que me dejaba re tranquila, no  tenía que preocuparme de nada.

A la 01:00 a.m. del viernes llega una de mis parteras: Claudia, y así como llegó rompí bolsa! Muy oportuna!  Y para mí fue como una señal de que estaba todo bien encaminado; me revisa y todo ok. Seguimos con el trabajo de parto, del living a la ducha, me recostaba en la bañera, salía, iba al cuarto, salía, iba al sillón, después a la silla, y así estaba, no paraba quieta caminando por toda la casa en bolas y de bata. Las contracciones se volvieron algo incesantes y fuertes y largas (y yo seguía pensando que eran dolorosas….ja! no sabía lo que me esperaba…) los ejercicios con Ale eran muy efectivos, ella me había enseñado a querer esas contracciones, a que las deje pasar por mi cuerpo, que las quiera, eran como olas que me atravesaban y traían a mi hija más cerca. Los ojos ya solo los abría para caminar y mis quejidos eran constantes. Mis endorfinas mezcladas con el oxigeno que le daban mis respiraciones fueron un cóctel para sentirme como drogada, en constante trance  sin noción del tiempo. Corriendo la madrugada llega mi otra partera Majo, la cual no conocía ya que ese viernes nos íbamos a conocer en Nacer Mejor para ver unos estudios míos y charlar un poco sobre lo que quería en  mi parto, así que el Universo nos reunió pero ya en pleno trabajo de parto. Su llegada fue muy tranquilizadora, le di la bienvenida como si la conociera de siempre y así se sintió. Mi dilatación ya era completa, rapidísimo según mis parteras, 10 cm cerca de las 05:00 a.m., hora aprox en que llega Majo; decidimos entre todas que la casa ya nos quedaba chica y que muchas miradas y atención en mi panza manejaban la energía del lugar y tanta ansiedad ajena me podría jugar en contra, así que mis dos cuñadas, mi madre y mi tía accedieron a esperar en el cuarto de Tiago (hijo de Gera que esa noche no estaba en casa).

Ir al baño era como cambiar de dimensión, el agua caliente calmaba y el inodoro era mi amigo, el sueño nos estaba venciendo… Gera se duerme cerca de mí detrás de la puerta, y yo comencé una charla interna, era como soñar despierta, reía sola, en eso una cucarachita se apareció arriba del lavatorio frente a mí y fue como conectar con el reino animal, sentía que ella me entendía, me miraba con mucha atención y sin miedo, movía sus antenitas y era como que me decía “sé por lo que estas pasando…fuerza!!”, en eso entra Claudia y aprieta a  Gera con la puerta contra la pared, momento gracioso…se despierta, Claudia me tacta y me dice, “tocate, la cabecita está ahí!” wauu… Sus latidos eran perfectos y eso me dejaba muy tranquila y a eso de las 06:00 a.m. empiezan mis ganas de pujar, del inodoro a la bañera y de la bañera al inodoro, preguntas clásicas inoportunas que no podían faltar de mamá que se acerca a la bañera: “estas bien? Te duele mucho?” mis gestos creo que contestaban mejor que mis palabras…jeje!

Mis ejercicios con Ale y Gera ya empezaron a ser con posturas con piernas abiertas, en la falda de Gera, en el borde del sillón dejándome balancear por ellos con movimientos circulares para ayudar a Luz a acomodarse y bajar. Mis caminatas por la casa ya se hacían más pesadas, todo era lento y el cansancio ya se empezaba a sentir.

 Ya eran próximas las 09:00 a.m, nuevamente en la bañera y después de intentos sin resultados Majo me dice: “bueno negri, si no sale acá vamos a tener que recurrir a los métodos hospitalarios…” o sea horizontal en la cama, sin dudarlo asentí, Luz tenía que nacer si o si de alguna manera, ya no importaba donde, y mi cuerpo lo entendió. Así que mientras nos abrazabamos con Gera en el baño, la familia quemaba toda la leña disponible de una, y la cama del dormitorio se aprontaba con toallas y todo lo que necesitaba para recibir a Luz y contenernos.

Salimos, Gera se sienta en la cabecera de la cama y yo apoyaba mi cabeza en sus piernas, mis rodillas las sostenía él hacia atrás, Majo recibiría a Luz y Claudia ayudaba a subir mi panza ya que la gorda estaba de mi lado derecho y para parir ella debería estar ubicada de mi lado izquierdo o bien derecha, así podría rotar y mis pujos serían más eficaces. Las barrabravas estaban presentes todas con celular en mano, mamá, tía, cuñada y Ale mi doula.

Empezamos a pujar, EN SERIO, tratando de controlar la respiración, las fuerzas y sincronizar todo, MISIÓN IMPOSIBLE! Hacía rato me inhibía las ganas de gritar, apenas me quejaba, hasta que llegué a pensar: “es de mañana, si grito que pensaran los vecinos que pasan por la puerta de casa…” y ahí hice un clic: ESTOY PARIENDO CARAJOOOOOO!!!!  QUE ME ESCUCHEN!! QUE LO SEPAN!! Con un espejo delante veía mi avance junto con Gera, cada vez más cerca, sellé mi primer grito con un “ aaaaaayyyyy GEra y la reconc.. de tu hermanaaaaaaa!!!”, traducido a la normalidad era como “che GEra, hace algo…”, y Claudia enseguida afirma: “al fin gritaste mujer!!” jajaja!! Entre pujo y pujo me descontrolaba, pero la que me ponía en su lugar era Majo: “Valeria, Valeria! Mirame! Escuchá, respirá, tranquila…un pujo mas y sale, respirá, está ahí, viene bárbara, vos la vas a sacar..” y ahí otro pujo y con un grito de “NO TENGOOOO…” pero olvidando el NO y afirmándome en el TENGO, PARIMOS!!!    DI A LUZ!! NACIÓ UNA MUJER! NACIÓ UNA MADRE! RENACIÓ UN PADRE!

Majo la recibe y enseguida a mi pecho, a darle de mi calor, a conocernos piel a piel, apenas se quejaba bajito, una  manito se estira y toca mi mejilla, como acariciándome, AMOR PURO.          

 Esperamos a que el cordón dejara de latir para que papá lo corte, un valiente! Instintivamente Luz se corría hacia mi teta hasta que la encontró y se la ganó. La placenta parto aparte…2 horas y media más hasta que la largué. Visitas familiares de una estilo flash y licuado de banana con leche para reponer. Se fueron todos, brindamos con mis parteras y Gera con un licuado de duraznos en almíbar y placenta para recuperar nutrientes, era parte del plan, Gera sabía y ni titubeó… chin chin!! Y a dormir…

Fue como lo soñé, como quise, en casa, natural para ambas, sin cortes, ni anestesias, ni oxitocina sintética, con las mínimas intervenciones para Luz, apenas las gotitas para los ojos y homeopatía para largar sus fluidos, nada invasivo, la pesamos y medimos 2 días después, no teníamos apuro, 3450kg.  Y 50cm. Quería que estuviera tranquila y segura de que íbamos a respetar sus tiempos.

 Me sentía increíble, MISIÓN CUMPLIDA! PUDIMOS!! Confié todo mi poder a mi cuerpo /corazón y respondió, como una loba, fue mío el parto!!! MOMENTO PODEROSO, MUCHO PODER! Tan segura…tan instintiva…

Gracias especiales a mis parteras que me regalaban tranquilidad en cada palabra y mirada, a mi doula Alejandra que sin ella no habría aguantado nada, terminaba en hospital y cesárea seguro… hicimos Alquimia con el dolor!! A Gera por acompañarme incondicionalmente y confiar en mí poder; y a mi barra de mujeres que alentaban y ayudaban como hadas madrinas… GRACIAS UNIVERSO POR HACERME VIVIR ESE MOMENTO TAN ÚNICO ESPECIAL E INRREPETIBLE, APRENDÍ MUCHO DE LA VIDA EN ESAS HORAS… TODO SE PUEDE.

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Parto en Casa: Naim en la Montaña

28/6/2013

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Escrito por: Mariana García Artista y Artesana
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Para empezar esta historia personal, la del parto de mi primer hijo Naim, tengo que confesar que nunca tuve razones lógicas para ser madre, si un poderoso sentimiento de que debía serlo.

Vivíamos en la burbuja soñada, “Humahuaca”. Saliendo del casco histórico existe una realidad más primitiva. Pastores de Cabras, gallineros, casas de Adobe, techos de chapas, algunas sin luz ni agua corriente. Entre papachos y mamitas (como se le dicen a los hombres y mujeres allí) vivíamos nosotros dos, en contacto directo con la inmensidad de las montañas, el cielo, el sol y las estrellas. Mucho silencio. Viento. Y frío. Porque a tres mil metros de altura, en Agosto, si que hace frío.

La cultura andina es sumamente humilde, conservadora, de buenas costumbres y agradecida de la tierra. Pero viniendo del sur, nos costó entablar relaciones sólidas con la gente del lugar.

Como por arte de magia, quedé embarazada; y cuanto más me crecía la panza, más crecía en mí la idea de recibir a esa personita, nuestro hijo, en un ambiente cálido, conocido, tranquilo, sin luces ni manipulaciones de gente ajena a mí. Será que sufro de pánico al hospital? Será que sueño mi muerte en lo alto de una montaña? Será que dependemos tanto del que tiene conocimiento como de la intuición que llevamos dentro? No sabía. Pero mientras tanto compartía con Marcos la lectura de libros, charlas y ejercicios de relajación con el propósito de ampliar nuestros conocimientos

Con confianza, nos abocamos a la espera del gran momento. Lejos de la familia, la incertidumbre e inexperiencia se sentía, y desde Buenos Aires percibíamos que se preocupaban mucho por nosotros.

Nos alentaba saber que enfrente de la casa que habitábamos vivía una “Mamita”. Entre todas sus labores (cocinera, portera de escuela, almacén) también ayudaba a las mujeres en el parto. Así me contó su hija Valeria, que atiende en la despensa “Melquisedec” nombre elegido en honor a su hijo de un año y 4 meses.

Quisimos hablar con ella, algunos la llamaban “La curandera”, pero como ser de otra galaxia, no le entendíamos lo que hablaba detrás de la puerta entreabierta. Algo de su respuesta fue que solo estaría disponible para ayudarnos en el parto después del mediodía y sin comprometerla con la ley del hospital. Sentí que estábamos solos.

Con anticipación nos proveímos de alcohol, gasas, toallas limpias, calefactor, agua pura, alimentos y hasta un taburete artesanal (con ladrillos de cemento) para parir en cuclillas.

Y como la manzana madura cae del árbol, el momento llegó.

Al atardecer comencé a sentir intensas contracciones, las que nos mantuvieron en vela durante toda la noche, madrugada y amanecer del siguiente día. Solos, en la intimidad de nuestro hogar nos preguntábamos cuándo la dilatación sería evidente.

Mis fuerzas se agotaban, los miedos crecían, las horas transcurrían y llegamos al mediodía. Lo que leímos estaba lejos de mi realidad, era más difícil de lo que imaginábamos. Y doloroso.

Marcos preocupado y yo muy cansada, coincidimos en llamar a la “Mamita”

Llegó a las tres de la tarde, con su viejo sombrero azul lleno de tierra, ojos pequeños, nariz chata, bajita, regordeta, de piel morena y curtida. Se la notaba cansada. Me entregué casi rendida a ella.

Su manera de hablarnos era confusa, farfullaba las palabras, observamos que a su parecer no habíamos estado haciendo bien las cosas.

Rápidamente ordenó que me vistiera y luego comenzó a darme unos golpecitos suaves en lugares estratégicos: la cabeza, la panza, la espalda, mientras me decía que dejara de jadear, que respirar de esa manera no me estaba ayudando. Mi panza estaba dura, el bebe en vez de bajar, había subido. Con la ayuda de Marcos comenzaron a balancear todo mi cuerpo sobre un aguayo antiguo (manto andino tejido a mano). También me sostuvieron de los pies y cabeza abajo, me sacudieron con fuerza. Luego sentí que el bebé había bajado un poco, y que mi panza se había aflojado.

Me dio para beber un té de Huevo de Sury (avestruz andina), era fuerte, dulce, noté que me calentó rápidamente todo el cuerpo.

Nos hizo apagar el caloventor, abrió la ventana, me pidió que me recostara sobre el colchón (sin cama) y ordenó a Marcos que busque todas las mantas y frazadas que tuviéramos para cubrirme; mientras me frotaba los pies con alcohol. ¡Cuanto calor necesitaba yo entonces! Me sentí muy contenida por su energía femenina y maternal. Me acordé de la Pachamama que es la madre tierra.


Mis contracciones comenzaron a cesar cada vez más, me dijo que quizás hasta el día siguiente no iba a parir, lo que me generó mucha angustia. Le dije que no creía aguantar un día más. Le implore a Dios, pedí fuerza. Ella se fue no sin antes pedirle a Marcos que me cocinara una sopa. Después me quedé dormida.

Volvió al cabo de una hora aproximadamente, momento en el que nuevamente comenzaron las contracciones cada vez más intensas. Cada vez que se acercaba una, yo le avisaba y ella me tendía sus manos para que se las tomara, y me hacia reincorporar levemente y pujase. Luego me volvía a acostar para relajar.

La mamita estaba tan cansada, que echada en el piso como yo, se dormía entre contracción y contracción. Se la notaba muy tranquila y relajada, me inspiro una total confianza.

Miraba bajo todas las mantas y con gestos de su cabeza y mirada me decía que todavía faltaba. Me preguntó si yo había estado tejiendo durante el embarazo, y si claro, de oficio artesana, tejo de todo la mayoría del tiempo. Inclusive embarazada. Murmuró algo de que seguramente se había enrollado el cordón o el bebé y eso complicó la situación. Pidió a Marcos un ovillo de lana y me mostró como armarlo y desarmarlo sobre mi panza. Lo hice varias veces, sin entender muy bien porqué, me alejó de pensamientos negativos y me mantuvo ocupada por un rato. Pero claro, seguían las contracciones, intensas y más frecuentes.

En esta etapa le dio el lugar a Marcos para que me ayude a pujar. Cada vez que venía una, él apoyaba su torso sobre mi panza, yo me sostenía de su espalda y cuando él levemente se levantaba me daba fuerza para pujar. Así lo hicimos varias veces, mientras ella miraba bajo las mantas de tanto en tanto hasta darme la señal, el momento. Naim estaba muy próximo al portal, yo debía tomar fuerzas de lo inimaginable y ayudar a ese “Ser” a salir. Hasta que de pronto… ¡lo logramos!, el llanto fue la luz, lo inexplicable se apoderó de mi y sólo quería verlo.

Entre Marcos y la “Mamita”cortaron el cordón, lo limpiaron y vistieron rápidamente. Ya eran alrededor de las 19hs y el frió se hacia sentir. Me senté queriendo abrazar al bebe, pero ella me ordenó que no me mueva, dijo que el bebé estaría bien, todavía era yo la que corría peligro. Lo apoyó a los pies del colchón y dijo que él con su llanto llamaría a la placenta. Lo que fueron dos minutos se convirtió en una eternidad, en breve ya tenía a Naim próximo a la teta.

La mamita estaba muy cansada, nos preguntó si estaríamos bien para la expulsión de la placenta, serían unas contracciones más y ya todo terminaría. No lo dudamos, sabíamos que lo peor ya había pasado, se fue y mientras admirábamos a aquel hermoso bebe, el resto sucedió sin complicación.

Los días del posparto fueron duros pero gratificantes. ¿Inocentes? ¿Inconscientes? Entendí que habíamos sido muy osados, que la muerte se presenta tan fácil como la vida, que el universo es un misterio absoluto, incomprensible para nosotros, que la naturaleza es realmente muy sabia y hoy viendo a Naim de 6 meses durmiendo en paz, me siguen resonando las palabras de la mamita: SER MADRE DUELE.


A ella le decimos: Por hacerte presente sin buscar más que ayudar, brindando el tesoro de tu conocimiento en estado de amor y paz te convierte en maestra de la vida. Por todo esto te decimos: ¡GRACIAS!

Mariana.

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Una historia simple y clara; La Historia de Babi. 

9/5/2013

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"Esta es una historia simple, clara, de perseguir ideales y elegir desde lo sano... 

Comencé a maternar con la perdida de mi primer embarazo, comprendí, en ese estado de elevación que se alcanza cuando la muerte nos atraviesa, que mi útero es un espacio sagrado, que en él se anida el futuro y que toda mujer merece ser acompañada. 

Comencé allí un hermoso camino, como toda experiencia triste fue también esta una oportunidad de crecimiento, de aprendizaje. Sentí en mi paso por el hospital donde me atendieron que ese no es lugar para darle bienvenida a la vida, la enfermedad y la agonía no vibran un buen futuro. 

Emprendí el camino, de repente se me lleno la vida de encuentros, congresos, y parteras locas,  con ellas comencé mi capacitación para doula, fue para mí un viaje hacia mi interior, donde pude reconocerme como mujer, mi útero latiendo al son de un arrullo sagrado, y caminando ese sendero Narú habitó mi cuerpo, la sentí, lloré durante los días de la concepción y la soñé envuelta en sábanas antes de confirmar el embarazo, no vi su rostro en los sueños pero si sentí su aroma y el calorcito de su piel que hoy me acompañan. Con mi compañero siempre estuvimos seguros de querer parir en casa, respetar el parto como un espacio sagrado como forma de intervención directa a la hora de accionar para cambiar el mundo, y así fue... 

Como en la ciudad en la que vivimos no contábamos con el acompañamiento que consideramos necesario  decidimos viajar a un pueblo vecino donde tres mujeres sabias compartirían con nosotros el ritual de paso.  No vale la pena aquí hablar de fechas y horarios, Narú nació cuando estuvo lista más allá de mis planes racionales que de nada sirvieron.  Sentí la fuerza de las contracciones como huracanes, me dejé llevar por los mantras que  tan lindo cantaban cerquita mío, todo olía a salvia y sangre, todo sabia a sudor y canela, el agua y el fuego estuvieron presentes, no hubo palabras ni tiempos, nadie intervino sobre mi cuerpo durante todo el trabajo de parto, nada de oxitocina más que la mía, nunca supe cuánto había dilatado, nunca cada cuanto las contracciones, solo caricias certeras en momentos justos, amor del más puro, portal abriéndonos paso a una nueva vida, las montañas acompañaron mis pujos, los nogales y el lago me arrullaron, fui niña y abuela, en mi despertaron los relatos de todas mis mujeres, mi cuerpo supo como moverse,  mi niña supo nacer, y en un pujo, en un grito el amor se hizo carne y allí estaba con nosotros, más azul que el mismísimo cielo, nuestra niña gemía en mi pecho, fuimos lagrimas de alegría, ya nada volvió a ser lo que era, 

Ahora soy leche, locura y vida, soy mujer nueva, madre. Ahora todo es decisión, amor incondicional y desafío  Mi misión, así lo siento, es trabajar para que toda familia pueda elegir cómo y con quién parir, generar la conciencia del respeto por la nueva vida, estoy en el camino, Narú me acompaña". Babi Landia. 

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Regalitos de la vida 

2/5/2013

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Este es el tipo de mensaje que llenan mi existencia, que le dan sentido al trabajo de hormiguita que muchos estamos llevando a cabo. -Diana.

"Hola Placentera con mucho amor comparto con ustedes tan bella experiencia, la luna de abril nos trajo a nuestra hermosa niña, nació el 24, en casa. Todo completamente natural.. Doy gracias a la vida por permitirme ser madre, Angelina partera por su bella compañía, ayudando por que todo saliera bien y así fue.
 gracias Placentera por acompañar mi embarazo.

Les dejo esta fotito  con amor,
Jazmin."
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El Nacimiento de Elle (parto enmantillado y en casa)

4/3/2013

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Un increíble parto enmantillado en agua y en casa.


Por Alisia Cameron publicado en inglés el 27 de Marzo de 2013
Traducido y Compartido con autorización de Birth Without Fear

Mi mamá llegó a nuestra casa cuando ya yo tenía 38 semanas de embarazo. No faltaría a este nacimiento como faltó al primero! Su plan consistía en quedarse 2 semanas después de que naciera el bebé para ayudar a cuidar a nuestro hija de año y medio y ayudarnos en la transición vivir con dos bebés menores de dos años.

Con ella en la ciudad para cuidar a mi hija, empecé a pasar más tiempo concentrándome en conseguir mi bebé posterior rotara a una mejor posición para el parto. El bebé había estado posterior la mayor parte del tiempo, y yo no quería un trabajo de parto más duro que lo necesario. Vi a un quiropráctico (varios, en realidad), me dieron masaje abdominal e incluso traté con hipnosis. El día en que recibí el tratamiento de hipnosis, una mujer me dijo que confiara en que mi bebé sabría cuándo "dar la espalda al sol y mirar hacia la Luna." Era importante para mí que me recordaran que mi bebé sabía cómo nacer, y que más allá de mis modestos esfuerzos por rotar al bebé, tenía que soltar el resto al mundo.

El día de la hipnosis tomé una siesta, me despertó el dolor más terrible que hubiera sentido en la vida. Era tan violentamente doloroso que me tiré de la cama, gritando hacia las escaleras llamando mi madre. Mi bebé estaba explotando en mi estómago, puñetazos y patadas en todas direcciones, yo paralizada de las señales de dolor que enviaban los nervios de la pelvis por mis piernas, tanto que me dejó arrastrándome por la puerta del dormitorio. Mi madre oyó los gritos y salió corriendo a mi ayuda. Para el momento en que llegó a mi lado, ya el dolor estaba cediendo, pero yo estaba asustada. No sabía qué había pasado ni si volvería a suceder. Mi madre se sentó conmigo en el suelo y me abrazó mientras yo lloraba, tanto de alivio de que el episodio había terminado como de temor que otro episodio similar atacara. Mi madre me palpó el vientre y encontró que el bebé se había rotado una posición OAI (occipucio anterior izquierdo). Yay!

Pero esa noche, el bebé empezó a retorcerse otra vez, y con más dolor del nervio y  del miedo, se instaló de nuevo en su posición posterior para siempre.

Mi trabajo prodrómico comenzó a las 38semanas +3días. Comenzando alrededor de la cena; tuve algunas contracciones leves que se mantuvieron estables toda la noche. No desperté a mi esposo ni a mi madre. Me concentré en respirar acostada en la cama hasta las 5:30 am cuando mi marido se despertó y le pregunté: "¿Qué piensas acerca de tener un bebé hoy?" El estaba tan feliz! Pero levantarme de la cama detuvo las contracciones por completo.

La semana que siguió estuvo marcada por contracciones que comenzaban y paraban. Pasaba todo el día con contracciones que se detenían después de la cena. Afortunadamente tuve la oportunidad de dormir en la noche. Cada día, las contracciones eran más fuertes y yo pensaba, quizás esto encenderá la llama, pero nada ocurría. El domingo por la mañana nos fuimos a desayunar con nuestros queridos amigos, Carol y Stephen. Yo estaba con ellos cuando su hijo nació 5 meses antes. Carol también es mi doula. En el momento en que nos sentamos a almorzar, mis contracciones aumentaron de intensidad. Yo me preguntaba en mi mente si vería a Carol de nuevo más tarde ese día.

Después de almuerzo nos fuimos a casa, salimos a caminar un poco y nos fuimos a una cafetería nueva en nuestro vecindario. El barista preguntó cuándo era mi fecha de parto, yo le dije: "Estoy en trabajo de parto ahora mismo!" Después de haber dicho eso en voz alta comencé a creerlo. Mis contracciones estaban a 5 minutos y medio de distancia.

Me fui a casa a descansar y las contracciones empezaron a espaciar. Llamé a mi comadrona y le dije que me daba por vencida que claramente este bebé nunca vendría. Volví abajo y cuando mi mamá y mi marido me preguntaron acerca de mis contracciones, yo les dije que no estaba teniendo un bebé por lo que debían dejar de pensar en eso. Sin embargo, durante la cena aumentaron su intensidad de nuevo, y amamantar a mi niña a dormir las llevó al siguiente nivel. Una vez que ella estaba dormida, llamamos Carol y comenzamos la fiesta! Carol llegó alrededor de las 9 pm, y te juro que en cuanto ella entró por la puerta tuve que empezar a vocalizar durante las contracciones. Les dije a todos que se esperaran abajo, que yo quería estar sola arriba. Me acurruqué en mi almohada de cuerpo entero con agujero en el centro y me relajé acostada, boca abajo, sobre mi cama. Visualicé bebé girando a una posición anterior y  gemía durante las contracciones. A las 11pm le envié un mensaje a mi esposo que llamara a nuestra partera para hacerle saber que era sin duda el trabajo de parto. Él envió un mensaje de vuelta diciéndome que la partera ya estaba aquí, ya que todos sabían que "este era" antes de que yo estuviera realmente dispuesta a decirlo en voz alta. Mi partera subió las escaleras y escuchó al bebé. Se sentía especial tenerla allí, le pedí que no saliera de la habitación, y hasta que el bebé llegó, ella estuvo siempre a mi lado.

Hasta la transición yo prácticamente quería estar sola y que no me tocara. Pedí un baño, pero antes de que la bañera estuviera llena, empecé a temblar; ya sabía hacia dónde nos dirigíamos. Me olvidé de llenar la bañera y me fui a la cama, donde me arrodillé y me recosté en un lugar de la cama que olía a mi marido. Y allí me quedé, durante 2 horas o más de transición, con los brazos de par en par y mis dedos suaves y relajados. Una mujer me cogió la mano mientras otra me frotó la parte baja de la espalda. "¡Más fuerte!" Decía yo.

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Con la excepción de mis cuerdas vocales me aseguré de quedarme completamente relajada. Fue una experiencia completamente fuera del cuerpo. La parte de mí conectada a mi cuerpo luchaba por mantener el control y temía que si se tensaba aunque fuera un solo músculo perdería el control tendría que trabajar el doble para reponerme. La parte de mí que se desconectó pensaba, "Dude. Esto es una locura. Voy a tener un bebé! Tengo el toro por los cuernos. yo puedo con esta mierda". Mis contracciones eran largass, con dobles picos que me daban apenas tiempo suficiente para tomar aliento en el medio. El dolor de la espalda era constante e implacable. No había ninguna duda en mi mente de que el bebé estaba descendiendo mirando hacia arriba. Con el primero, he descrito la sensación de una contracción como una enorme cantidad de presión sobre la parte baja de mi espalda. Con este bebé, se sentía como que, además había un soplete quemando mi carne. La sensación de ardor era tan real que yo visualizaba mis contracciones en forma de barras largas de fuego moviéndose a través de mi campo de visión como notas musicales, con repuntes cortos de oscuridad. Las únicas palabras verdaderas con las que hablé durante la transición fueron hacia el final, cuando me permití la menor cantidad de humildad. "No puedo hacer esto por siempre", dije.

Mi comadrona me preguntó si me gustaría sentarme en el inodoro durante algunas contracciones para luego ir la bañera. Yo estaba feliz de levantarme de mis rodillas y probar algo diferente. Estuve en el inodoro durante algunas contracciones, algunas sosteniendo mi vientre, y luego apoyándome del marco de la puerta. Luego me metí en la bañera y, como muchas mujeres han reflexionado antes que yo, pensé, ¡Diantres, ¿por qué no había entrado aquí sino hasta ahora? Se sentía increíble! Pasé algunas contracciones flotando boca arriba. dije: "que mal  estar acostada ahora mismo." Mi partera dijo: "ponte en cualquier posición que se sienta bien." Pero a pesar de la incomodidad, de alguna manera estar sobre mi espalda se sentía bien para mí y decidimos quedarnos allí. Mi marido ya estaba en la habitación, frotando mi cabeza.

Y entonces, como magia, mis gemidos asumieron la calidad de gruñidos, y supimos que estábamos entrando en la recta final. Todas las mujeres que se habían escondido en la oscuridad de nuestra habitación se animaron y entraron al baño para presenciar nuestro pequeño milagro.

Yo estaba tan agradecida de que la transición había terminado. Me inspiraron una nueva energía. La siguiente contracción llegó y el empuje era innegable. La fuerza de mi cuerpo era tan cruda y yo estaba tan lista. Podía sentir mi bebé disparándose fuera de mi pelvis y empujando mi piel fuera del camino. Le pedí a mi mamá que sostuviera mi mano y un amiga se hizo cargo de la grabación en vídeo. La fotógrafa estaba lista a mis pies. Carol, mi doula, estaba lista para recibir a la bebé con la orientación nuestra partera. Mi marido estaba en mi cabeza, haciendo todo lo posible para asegurarse de estar a mi lado, pero sin la probabilidad de ver ninguna parte del cuerpo distendida. Sólo puedo describir la sensación del bebé moviéndose hacia abajo como si fuera una onda profunda, un sonido potente. Cuanto más me vocaliza el sonido movía más los tejidos, dando paso a nuestro bebé. Era una sensación abultada, más grande que la vida. Me agaché y sentí la cabeza de mi bebé empezando a salir de mi cuerpo. La contracción venía y era como si tuviera la fuerza de un millar de caballos en estampida a través de mí, llevando a mi bebé con ellos. Entre empujones, la bebé se retiraría y me daba alivio, hasta que toda la cabeza surgió en mi mano derecha.

Pregunté si el bebé venía mirando hacia arriba (posterior). Sí, nuestra partera dijo. Tal como lo había sospechado.

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Yo estaba completamente relajada. Con cada respiración gemía suavemente con el conocimiento de que la victoria estaba dentro de mi alcance. Charlamos sobre el género. Acerca de estar tan felices que este bebé iba a nacer en casa. Las mujeres miraban la cara de mi bebé, atrapado entre dos mundos, pero aún pacíficamente consagrado en el saco amniótico. En la siguiente contracción comenzó a subir, yo dije: "vamos a sacar los hombros esta vez?", mi comadrona dijo Sí. "Aquí vamos", le dije, y dirigí hacia abajo con todas mis fuerzas - con el ánimo de cada mujer que ha ocupado este espacio antes que yo y con la codicia de una madre que quiere conocer a su hijo desesperadamente.
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Y así nació nuestro bebé al mundo, a las manos amorosas de una mujer que ha amamantado a mis chicas. Los sonidos de alegría que no se pueden contener llenaron la habitación, estallando en lágrimas el aliento sostenido, los primeros saludos torpes a un ser que ha estado con nosotros todo el tiempo. Bebé nació mirando al cielo, mirando a la luna llena y además enmantillada. Así que, supongo que al final, el bebé si se apartó del sol y hacia la luna, como me habían pedido que confiara..

Cuando saqué a nuestra bebé y la llevé a mi pecho, la acurruqué mis manos por debajo de su pompis y supe de inmediato. Asi que después que los ooo y los ahhh disminuyeron, sonreí y dije: "Creo que es una niña." El cuarto se reunió para mirar mientras mostraba a nuestra recién nacida. Efectivamente, teníamos una hermana para que nuestra hija amara.

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La hermana mayor se despertó alrededor de quince minutos después del nacimiento y llegó a conocer a su nueva mejor amiga. Es uno de mis recuerdos más queridos. A tan solo 18 meses de edad, el mundo de Aria cambió para siempre. Ella se metió en mis brazos y amamantó mientras miraba a esta nueva maravilla. Y el 29 de octubre, justo cuando el sol comenzaba a salir, Aria aprendido una nueva palabra: Hermana.
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Fotografías de Sarah Boccolucci Photography
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    Diana Vegas

    Un trabajo en construcción, con propósito de servir. 

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