Pesó 3.200kg y midió 51cm.
Nació en casa y en agua, a las 39 +1 semanas.
Todo nacimiento es único y sagrado. Poder parir en casa y en agua es un sueño hecho realidad que me permito compartir para contribuir con la sensibilización hacia el nacimiento humanizado, libre de violencia, y en amor.
No importa cuantas veces hayas parido, ningún parto será como el anterior. Cada parto es único, cada nacimiento nos cambia, nacemos también junto a nuestro bebés, a nuestra familia. Cada vez que nos toca parir, en ese momento ya hemos cambiado; hemos aprendido y por eso no seremos nunca las mismas.
Mi primer parto fue como un gran portal, el gran paso. Luego, con este, sentí que era un pasaje conocido, pero siempre lleno de misterio y misticismo. Llegué a él con otra mirada, y sin embargo, fue igualmente intenso, me exigió volver a partirme en dos, volver a nacer. Morir y revivir. Eso es el parto. Siempre es necesario entregarse, aferrarse a la confianza, creer y fluir. Por más que podamos sentir que ya pasamos por ahí, nunca será igual. Siempre será un oportunidad para autoconocernos, sanar y servir a la vida.
El nacimiento de Søren fue rápido e intenso. Desde el embarazo pude comprender que su misión estaba llena de fuerza e intensidad. Llegó a mi vientre sigilosamente, aferrándose a la matriz, protegiéndome y abriendo caminos para su llegada. Fue un propulsor para movilizar nuestras vidas hacia el cambio y la valentía. Cambiamos de vida en un 2x3. Aunque hayamos cambiado de país y casa, no hemos cambiado nuestros sueños por tener una familia armoniosa, llena de amor y respeto. No hemos cambiado las dinámicas tribales de unión, compartir y solidaridad. Seguimos aprendiendo y creciendo como manada porque el hogar se hace desde el corazón sin importar el lugar en donde estemos. Por todo esto, era importante encontrar el equipo para recibir a Søren. La decisión ya estaba tomada: un nacimiento libre de violencia, de ser posible en casa y en agua. "De ser posible" porque aunque para mí era una decisión consciente, siempre supe que no debía imponerme ni aferrarme a una idea, prefiero creer que cada bebé escoge la forma en la que debe llegar a este mundo, porque eso es parte de su misión y recibirlos es parte de la nuestra. Prefiero confiar en que mi bebé sabe cómo nacer y yo confío en que puedo serle útil y servir a su propósito.
Desde que llegamos a Italia estuvimos inmersos en la gran dinámica de rediseñar nuestras vidas para poder estar en otro país con dos niños y uno en camino, y siempre respetando nuestro estilo de vida. Escuelas, papeleo, documentación, y finalmente opciones para el nacimiento.
En Roma puedes parir en hospitales. Se dicen muy buenos. Nosotros ya sabíamos que el ambiente hospitalario no era una opción. No compartimos las mismas motivaciones, por ende, a menos que fuera estrictamente necesario iríamos allí. En Roma también puedes parir en casas de parto y en tu casa ¡Bingo! Tras encontrar a las parteras, 3 semanas después llegó el día.
Si el embarazo evoluciona bien, el parto no debería ser un impedimento. Claro, es importante también controlarnos el embarazo con una partera que comprenda nuestro deseo y forma de hacer las cosas. La persona que nos acompañe durante el embarazo debe ser una persona que nos invite a empoderarnos y no a cargarnos de miedos. La gran diferencia entre los médicos y las parteras está en que muchas veces por el discurso preventivo caemos todos en el mismo saco de "es mejor prevenir que lamentar", pero hay casos donde intentarlo representa la diferencia.
Desde hacía días sentía Braxton Hicks o contracciones de entrenamiento, o falso parto... eran contracciones en la barriga. Para mí, la forma de comprender que era una contracción real era el vago recuerdo que me quedaba de un dolor menstrual o el "apretón" o "la mordida" desde abajo hacia arriba (desde el vientre). Hasta ese momento mis sensaciones habían sido en la barriga, por arriba. Otra clave para definir las contracciones era el DIF (Duración, Frecuencia e Intensidad) es decir cuando tienen estas 3 características juntas, entonces son reales. Mis sensaciones todavía no tenían ritmo, es decir frecuencia. Me tomé unas fotos sintiendo que faltaba poco y que quería un último recuerdo de esa gran panza.
Ya estaba algo cansada y sentía que la inminente Luna Nueva me agitaría las aguas internas. Así fue como entre una cosa y otra, un sábado normal en casa, haciendo tareas y jugando con los niños, fui sintiendo a la 1 pm que mi panza se contraía pero no me detenía. Seguí haciendo tareas hasta que noté una cierta frecuencia. Empecé a anotar cuanto duraban y cada cuánto... duraban 20-30' segundos y cada 20-10 minutos. Poco a poco me di cuenta que estábamos entrando en trabajo de parto. Aproveché de cortar las uñas de mis hijos, alistarlos para que estuvieran esa primera semana sin tanto descuido. Me daba miedo pensar en cómo sería nuestra vida con otro bebé. Cómo haría para atender a mis otros 2 hijos (7 y 2 años y medio). Estaba aterrorizada de la dinámica familiar. El parto no era ya una grandísima preocupación... sabía que una vez allí, no hay donde huir. Hay que afrontarlo, rendirse, entregarse y gozarlo....
No dejes de leer el final de esta hermosa historia, Lee el resto del nacimiento en el blog de @CeciDoula @MiEmbarazo Consciente
https://www.miembarazotv.com/single-post/2017/06/06/La-historia-de-mi-parto-en-casa-y-en-agua