
Capítulo IX
Respira profundo, no te dejes llevar por el titulo, todo está bien. Creo que hablo conmigo misma. Los párpados se me cierran, pero esto tengo que escribirlo ahora y no más tarde.
Pude conocer a los futuros papas, bien temprano en su trabajo de parto. Apenas estaban comenzando, siquiera 1 o 2 cm, les comenté que estaba en otro parto al fondo del pasillo, que se mantuviera de pie, caminando, moviendo las caderas, si tenia la energía subiendo y bajando escaleras. Si le provocaba dormir también podía le mostré a su esposo como hacer contrapresión para aliviar la sensación de la expansión y honestamente les recomendé que cerrar la puerta con llave y se acostaran a darse los besos, se rieron. Luego de que nació la otra bebé volví a verlo, seguían bien, lento se nota, un nuevo tacto 4cm. Falta.
Vine a casa a recibir a mi hija hermosa, nos aseamos, cenamos y leimos un cuento. Esperé hasta la 10 por noticias del doctor, pero antes de que se hiciera muy tarde coordine con mi compañera Doula para encontrarnos allá.
Ella, tan suave, tan dócil, tan dispuesta a escuchar, seguir las breves direcciones: relaja la cara, abre la boca, exhala lento, respira profundo. El tan presente, tan abierto a acompañarla, a seguirla en su proceso, siendo ella quien marcaba la pauta. Él durante gran parto del trabajo tuvo siempre una sonrisa en la cara, se le notaba alegre.
En el cuarto estábamos 4, ellos dos una de mis compañeras Doulas y yo. Nos turnábamos en sostenerla, guiarla a través de la sensaciones, asistirla en mantenerse en contacto con su centro. Y que bien que lo hacía! Constantemente cambiaba de posiciones, creo que las probó todas, pasaba en ellas 3 o 4 o 5 o 10 expansiones pero pronto se cambiaba. Su compañero siempre dispuesto, siempre presente a su lado.
Entre las Doulas también nos apoyamos, nos alternábamos y a minutos cerrábamos los ojos hasta que una nueva expansión nos levantaba. Ella en instantes perdía el control y luego volvía a unirse al ritmo acompasado de la respiración, inhala profundo, exhala lento. Cuando no se enfocaba en la respiración, parecía sobrecogerse, meneaba la cabeza, cerraba el puño y le temblaban las piernas. Si respiraba todo se volvía tolerable y por momento el cuarto cambiaba de color.
Aguante un poco para ir a despertar al doctor, sabía que faltaba, sabía que ella no quería que le hicieran tacto, si lo despertaba e iba al cuarto sabía que le haría un tacto, por lo que esperamos y esperamos.
En un momento me dormí más profundo de lo que habría querido y cuando me desperté vi que con la contracción comenzaba a pujar. Esto no siempre me alienta, me gusta creer que las mujeres instintivamente sabrán cuando tengan la sensación para pujar, pero aún dentro de mi corta experiencia como Doula, pero sobre todo por mi experiencia en mi propio parto se que a veces una mujer comienza a pujar no porque sienta que quiera pujar; sino porque se da cuenta que cuando puja se alivia la sensación... y el dolor. Después de horas de espera y pasividad encuentran que hacer algo hace todo más llevadero, el problema es que pujar antes de que la cérvix se haya dilatado del todo le coloca demasiada presión y más bien puede ser contraproducente haciendo que se inflame, pudiendo llegar incluso a reducir los cms dilatados. Ahí si dije "mira bella se que no quieres que te hagan tacto pero si te vas a poner a pujar el doctor tiene que chequear y dar el visto bueno que ya has llegado a los diez cm". Cuando Beltrán examinó faltaba de nuevo un pequeño borde de cérvix, que removió manualmente (yo, en mi aspecto más escatológico lo llamo Misión Mano Adentro) y así la bebé finalmente cruzo el cuello del útero y comenzó a descender por el canal de parto; eran las 4:30 de la mañana. Ahí se nos quitó definitivamente el sueño.
Yo me sentía contrareloj, sabía que a las 5:30am debía estar en casa para preparar a mi hija para el colegio y que mi compañero pudiera salir a trabajar.
Luego de pujar un par de veces en la silla de parto a los pies de la cama, El doctor le pidió se su subiera a la ésta, levantamos el respaldar, colócanos centros de cama y con cada sensación ella pujaba con todas sus fuerzas, al principio no había modificaciones, en realidad no se veía nada; el doctor comienzó a hacer presión medida en la panza (kristeller) teniendo mucho cuidado de palpar la panza para ubicar las nalgas del bebe (esa maniobra mal hecha puede hacer daño a órganos internos) tan pronto hacia presión se veía la sombra de la cabeza de la bebe, pero si dejaba de hacer presión la cabecita retrocedía; poco a poco era más lo que se lograba ver y menos lo que luego retrocedía; hasta que finalmente no retrocedió más; coronó y menos de un pujo después terminó de salir la cabeza y el resto del cuerpo; los minutos que siguieron parecieron horas, la bebe estaba completamente blanca, su carita no hacia el menor movimiento y aunque ya no recuerdo si sus piernas estaban recogidas o estiradas, no había ningún indicio inicial de vida. El tiempo se detuvo y sentí por primera vez como si la vida y la muerte estaban en ese instante en el mismo espacio. El doctor estimulaba a la bebe, le frotaba la espalda, el pecho, tocaba el cordón para asegurarse que siguiera latiendo (y por ende pasando oxigeno) Las Doulas instruíamos a la mamá a seguir respirando; a inhalar profundo y exhalar lento. Papa no podía quitar la mirada de su bebé. Poco a poco vimos a la vida abrirse paso y ganar esta batalla. Primero abrió los ojos, papa soltó un gritico de entre sorpresa y alivio. Y luego maulló, como un gatito y allí se la colocamos encima a mama y comenzamos a limpiarla, su potito estaba lleno de meconio. Nació a las 5:05 am.
Respira profundo, no te dejes llevar por el titulo, todo está bien. Creo que hablo conmigo misma. Los párpados se me cierran, pero esto tengo que escribirlo ahora y no más tarde.
Pude conocer a los futuros papas, bien temprano en su trabajo de parto. Apenas estaban comenzando, siquiera 1 o 2 cm, les comenté que estaba en otro parto al fondo del pasillo, que se mantuviera de pie, caminando, moviendo las caderas, si tenia la energía subiendo y bajando escaleras. Si le provocaba dormir también podía le mostré a su esposo como hacer contrapresión para aliviar la sensación de la expansión y honestamente les recomendé que cerrar la puerta con llave y se acostaran a darse los besos, se rieron. Luego de que nació la otra bebé volví a verlo, seguían bien, lento se nota, un nuevo tacto 4cm. Falta.
Vine a casa a recibir a mi hija hermosa, nos aseamos, cenamos y leimos un cuento. Esperé hasta la 10 por noticias del doctor, pero antes de que se hiciera muy tarde coordine con mi compañera Doula para encontrarnos allá.
Ella, tan suave, tan dócil, tan dispuesta a escuchar, seguir las breves direcciones: relaja la cara, abre la boca, exhala lento, respira profundo. El tan presente, tan abierto a acompañarla, a seguirla en su proceso, siendo ella quien marcaba la pauta. Él durante gran parto del trabajo tuvo siempre una sonrisa en la cara, se le notaba alegre.
En el cuarto estábamos 4, ellos dos una de mis compañeras Doulas y yo. Nos turnábamos en sostenerla, guiarla a través de la sensaciones, asistirla en mantenerse en contacto con su centro. Y que bien que lo hacía! Constantemente cambiaba de posiciones, creo que las probó todas, pasaba en ellas 3 o 4 o 5 o 10 expansiones pero pronto se cambiaba. Su compañero siempre dispuesto, siempre presente a su lado.
Entre las Doulas también nos apoyamos, nos alternábamos y a minutos cerrábamos los ojos hasta que una nueva expansión nos levantaba. Ella en instantes perdía el control y luego volvía a unirse al ritmo acompasado de la respiración, inhala profundo, exhala lento. Cuando no se enfocaba en la respiración, parecía sobrecogerse, meneaba la cabeza, cerraba el puño y le temblaban las piernas. Si respiraba todo se volvía tolerable y por momento el cuarto cambiaba de color.
Aguante un poco para ir a despertar al doctor, sabía que faltaba, sabía que ella no quería que le hicieran tacto, si lo despertaba e iba al cuarto sabía que le haría un tacto, por lo que esperamos y esperamos.
En un momento me dormí más profundo de lo que habría querido y cuando me desperté vi que con la contracción comenzaba a pujar. Esto no siempre me alienta, me gusta creer que las mujeres instintivamente sabrán cuando tengan la sensación para pujar, pero aún dentro de mi corta experiencia como Doula, pero sobre todo por mi experiencia en mi propio parto se que a veces una mujer comienza a pujar no porque sienta que quiera pujar; sino porque se da cuenta que cuando puja se alivia la sensación... y el dolor. Después de horas de espera y pasividad encuentran que hacer algo hace todo más llevadero, el problema es que pujar antes de que la cérvix se haya dilatado del todo le coloca demasiada presión y más bien puede ser contraproducente haciendo que se inflame, pudiendo llegar incluso a reducir los cms dilatados. Ahí si dije "mira bella se que no quieres que te hagan tacto pero si te vas a poner a pujar el doctor tiene que chequear y dar el visto bueno que ya has llegado a los diez cm". Cuando Beltrán examinó faltaba de nuevo un pequeño borde de cérvix, que removió manualmente (yo, en mi aspecto más escatológico lo llamo Misión Mano Adentro) y así la bebé finalmente cruzo el cuello del útero y comenzó a descender por el canal de parto; eran las 4:30 de la mañana. Ahí se nos quitó definitivamente el sueño.
Yo me sentía contrareloj, sabía que a las 5:30am debía estar en casa para preparar a mi hija para el colegio y que mi compañero pudiera salir a trabajar.
Luego de pujar un par de veces en la silla de parto a los pies de la cama, El doctor le pidió se su subiera a la ésta, levantamos el respaldar, colócanos centros de cama y con cada sensación ella pujaba con todas sus fuerzas, al principio no había modificaciones, en realidad no se veía nada; el doctor comienzó a hacer presión medida en la panza (kristeller) teniendo mucho cuidado de palpar la panza para ubicar las nalgas del bebe (esa maniobra mal hecha puede hacer daño a órganos internos) tan pronto hacia presión se veía la sombra de la cabeza de la bebe, pero si dejaba de hacer presión la cabecita retrocedía; poco a poco era más lo que se lograba ver y menos lo que luego retrocedía; hasta que finalmente no retrocedió más; coronó y menos de un pujo después terminó de salir la cabeza y el resto del cuerpo; los minutos que siguieron parecieron horas, la bebe estaba completamente blanca, su carita no hacia el menor movimiento y aunque ya no recuerdo si sus piernas estaban recogidas o estiradas, no había ningún indicio inicial de vida. El tiempo se detuvo y sentí por primera vez como si la vida y la muerte estaban en ese instante en el mismo espacio. El doctor estimulaba a la bebe, le frotaba la espalda, el pecho, tocaba el cordón para asegurarse que siguiera latiendo (y por ende pasando oxigeno) Las Doulas instruíamos a la mamá a seguir respirando; a inhalar profundo y exhalar lento. Papa no podía quitar la mirada de su bebé. Poco a poco vimos a la vida abrirse paso y ganar esta batalla. Primero abrió los ojos, papa soltó un gritico de entre sorpresa y alivio. Y luego maulló, como un gatito y allí se la colocamos encima a mama y comenzamos a limpiarla, su potito estaba lleno de meconio. Nació a las 5:05 am.

No tuve tiempo de ver la salida de la placenta y me quedé con la experiencia en mente mientras llegaba a casa, preparaba a mi hija y la llevaba al colegio, incluso después de volver a casa y bien entrada la mañana fue que pude descansar, tenía en mente las palabras de Isabella Polito de Auroramadre sobre como la doula es un psicopompo, testigos y asistentes en el transporte de las almas entre mundos. En este nacimiento ha sido la primera vez que logro identificar plenamente ese espacio; en el que la vida no se ha manifestado aunque la muerte tampoco parezca estar cerca.
Fue un gran alivio visitarlos al otro día y ver a Antonella ya rosadita y lactando como una campeona. Hablarle a mamá sobre lo que le esperan estos primeros días, recomendaciones básicas sobre posturas para amamantar y la higiene de los senos, opciones de banco de leche, extracción manual, trucos para adaptarse a la nueva rutina, pero sobre todo fue muy rico poder cargarla cerquita de mi pecho mientras mamá aprovechaba para desayunar.
Mis mejores deseos y bendiciones para su camino.
Fue un gran alivio visitarlos al otro día y ver a Antonella ya rosadita y lactando como una campeona. Hablarle a mamá sobre lo que le esperan estos primeros días, recomendaciones básicas sobre posturas para amamantar y la higiene de los senos, opciones de banco de leche, extracción manual, trucos para adaptarse a la nueva rutina, pero sobre todo fue muy rico poder cargarla cerquita de mi pecho mientras mamá aprovechaba para desayunar.
Mis mejores deseos y bendiciones para su camino.