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La vida y la muerte en un mismo espacio - Crónicas de una Doula

31/10/2013

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Capítulo IX

Respira profundo, no te dejes llevar por el titulo, todo está bien. Creo que hablo conmigo misma. Los párpados se me cierran, pero esto tengo que escribirlo ahora y no más tarde. 

Pude conocer a los futuros papas, bien temprano en su trabajo de parto. Apenas estaban comenzando, siquiera 1 o 2 cm, les comenté que estaba en otro parto al fondo del pasillo, que se mantuviera de pie, caminando, moviendo las caderas, si tenia la energía subiendo y bajando escaleras. Si le provocaba dormir también podía le mostré a su esposo como hacer contrapresión para aliviar la sensación de la expansión y honestamente les recomendé que cerrar la puerta con llave y se acostaran a darse los besos, se rieron. Luego de que nació la otra bebé volví a verlo, seguían bien, lento se nota, un nuevo tacto 4cm. Falta.

Vine a casa a recibir a mi hija hermosa, nos aseamos, cenamos y leimos un cuento. Esperé hasta la 10 por noticias del doctor, pero antes de que se hiciera muy tarde coordine con mi compañera Doula para encontrarnos allá. 

Ella, tan suave, tan dócil, tan dispuesta a escuchar, seguir las breves direcciones: relaja la cara, abre la boca, exhala lento, respira profundo. El tan presente, tan abierto a acompañarla, a seguirla en su proceso, siendo ella quien marcaba la pauta. Él durante gran parto del trabajo tuvo siempre una sonrisa en la cara, se le notaba alegre. 

En el cuarto estábamos 4, ellos dos una de mis compañeras Doulas y yo. Nos turnábamos en sostenerla, guiarla a través de la sensaciones, asistirla en mantenerse en contacto con su centro. Y que bien que lo hacía! Constantemente cambiaba de posiciones, creo que las probó todas, pasaba en ellas 3 o 4 o 5 o 10 expansiones pero pronto se cambiaba. Su compañero siempre dispuesto, siempre presente a su lado. 

Entre las Doulas también nos apoyamos, nos alternábamos y a minutos cerrábamos los ojos hasta que una nueva expansión nos levantaba. Ella en instantes perdía el control y luego volvía a unirse al ritmo acompasado de la respiración, inhala profundo, exhala lento. Cuando no se enfocaba en la respiración, parecía sobrecogerse, meneaba la cabeza, cerraba el puño y le temblaban las piernas. Si respiraba todo se volvía tolerable y por momento el cuarto cambiaba de color. 

Aguante un poco para ir a despertar al doctor, sabía que faltaba, sabía que ella no quería que le hicieran tacto, si lo despertaba e iba al cuarto sabía que le haría un tacto, por lo que esperamos y esperamos. 

En un momento me dormí más profundo de lo que habría querido y cuando me desperté vi que con la contracción comenzaba a pujar. Esto no siempre me alienta, me gusta creer que las mujeres instintivamente sabrán cuando tengan la sensación para pujar, pero aún dentro de mi corta experiencia como Doula, pero sobre todo por mi experiencia en mi propio parto se que a veces una mujer comienza a pujar no porque sienta que quiera pujar; sino porque se da cuenta que cuando puja se alivia la sensación... y el dolor. Después de horas de espera y pasividad encuentran que hacer algo hace todo más llevadero, el problema es que pujar antes de que la cérvix se haya dilatado del todo le coloca demasiada presión y más bien puede ser contraproducente haciendo que se inflame, pudiendo llegar incluso a reducir los cms dilatados. Ahí si dije "mira bella se que no quieres que te hagan tacto pero si te vas a poner a pujar el doctor tiene que chequear y dar el visto bueno que ya has llegado a los diez cm". Cuando Beltrán examinó faltaba de nuevo un pequeño borde de cérvix, que removió manualmente (yo, en mi aspecto más escatológico lo llamo Misión Mano Adentro) y así la bebé finalmente cruzo el cuello del útero y comenzó a descender por el canal de parto; eran las 4:30 de la mañana.  Ahí se nos quitó definitivamente el sueño. 

Yo me sentía contrareloj, sabía que a las 5:30am debía estar en casa para preparar a mi hija para el colegio y que mi compañero pudiera salir a trabajar.

Luego de pujar un par de veces en la silla de parto a los pies de la cama, El doctor le pidió se su subiera a la ésta, levantamos el respaldar, colócanos centros de cama y con cada sensación ella pujaba con todas sus fuerzas, al principio no había modificaciones, en realidad no se veía nada; el doctor comienzó a hacer presión medida en la panza (kristeller) teniendo mucho cuidado de palpar la panza para ubicar las nalgas del bebe (esa maniobra mal hecha puede hacer daño a órganos internos) tan pronto hacia presión se veía la sombra de la cabeza de la bebe, pero si dejaba de hacer presión la cabecita retrocedía; poco a poco era más lo que se lograba ver y menos lo que luego retrocedía; hasta que finalmente no retrocedió más; coronó y menos de un pujo después terminó de salir la cabeza y el resto del cuerpo; los minutos que siguieron parecieron horas, la bebe estaba completamente blanca, su carita no hacia el menor movimiento y aunque ya no recuerdo si sus piernas estaban recogidas o estiradas, no había ningún indicio inicial de vida. El tiempo se detuvo y sentí por primera vez como si la vida y la muerte estaban en ese instante en el mismo espacio. El doctor estimulaba a la bebe, le frotaba la espalda, el pecho, tocaba el cordón para asegurarse que siguiera latiendo (y por ende pasando oxigeno) Las Doulas instruíamos a la mamá a seguir respirando; a inhalar profundo y exhalar lento. Papa no podía quitar la mirada de su bebé. Poco a poco vimos a la vida abrirse paso y ganar esta batalla.  Primero abrió los ojos, papa soltó un gritico de entre sorpresa y alivio. Y luego maulló, como un gatito y allí se la colocamos encima a mama y comenzamos a limpiarla, su potito estaba lleno de meconio. Nació a las 5:05 am.

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No tuve tiempo de ver la salida de la placenta y me quedé con la experiencia en mente mientras llegaba a casa, preparaba a mi hija y la llevaba al colegio, incluso después de volver a casa y bien entrada la mañana fue que pude descansar, tenía en mente las palabras de Isabella Polito de Auroramadre sobre como la doula es un psicopompo, testigos y asistentes en el transporte de las almas entre mundos. En este nacimiento ha sido la primera vez que logro identificar plenamente ese espacio; en el que la vida no se ha manifestado aunque la muerte tampoco parezca estar cerca. 

Fue un gran alivio visitarlos al otro día y ver a Antonella ya rosadita y lactando como una campeona. Hablarle a mamá sobre lo que le esperan estos primeros días, recomendaciones básicas sobre posturas para amamantar y la higiene de los senos, opciones de banco de leche, extracción manual, trucos para adaptarse a la nueva rutina, pero sobre todo fue muy rico poder cargarla cerquita de mi pecho mientras mamá aprovechaba para desayunar. 


Mis mejores deseos y bendiciones para su camino. 

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La mente sobre el cuerpo- Crónicas de una Doula

30/10/2013

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Capítulo VII

Si ayer me hubieran dicho que así iba a ser el día de hoy no lo habría creído. De sábado para domingo acompañé a Comunindios a sostener una ceremonia, sostener un fueguito y una intención. En meditación, tuve un momento de duda, "hace más de mes y medio que no sale un parto, y en el más reciente te botaron, será que los doctores esos te jinxearon" la noche fue larga pero no olvidé que ese pensamiento me cruzó por la mente. A pesar de descansar solo un par de horas, el domingo transcurrió como cualquier otro, con su respectivo almuerzo en familia y una copa de un malbec delicioso, al final no dormí sino hasta la noche, y el lunes, como cualquier otro lunes, nos despertamos a las 5:30 am.

Ese lunes comenzó en caos, las llaves de mi carro quedaron en el bolso de mi compañero que salió a trabajar a las 5:45 am, por supuesto que no me di cuenta hasta que tenía a la niña desayunada, vestida y lista para ir al colegio. Nos fuimos en taxi, regresé en taxi, llegando a casa con la intención de  dedicarme a un día de descanso sonó mi teléfono: hoy hay dos partos. Me tomó minutos alistar mis cosas el sueño tendrá que esperar, el cansancio tendrá que aguantarse porque hoy dos bebes quieren nacer y yo tengo el honor de atestiguarlo. En el camino, también en taxi, iba emocionada aunque un poco ansiosa porque no haber conocido y conversado con los futuro papas antes de haber llegado al día del parto, cosa que en mi opinión es fundamental. Siempre les digo a las mamás que yo no tomo decisiones por nadie sino las sostengo y apoyo en sus propias decisiones. La responsabilidad de elegir está en sus manos y no en las mías. Pero si no conozco cuál es esa visión que voy a asistir a sostener, dudo.

Continua siendo cierto que lo primero que hago al entrar a un cuarto en el que hay una mujer en trabajo de parto es apagar las luces, no se por qué siempre están prendidas! así sea de día, en este caso también estaba prendida la televisión. Desde que entré, me presenté y la miré supe que este parto iba a ser diferente. Uno de los primeros indicios fue que cuando llegó la siguiente expansión, probé en ella la contrapresión y no le gustó (1era vez que eso me pasa), en general esta mujer en particular no quería que la tocaran. Poco después llegó mi compañera Doula, esta sería la primera de las dos prácticas necesarias tras aprobar la teoría para alcanzar la certificación. Hace ya un año fueron las mías. Nunca dejan de girar las ruedas y el tiempo ni espera ni se detiene. 

No se en qué momento fue que ella comenzó a perder su centro. Inicialmente parecía estar manejando sus expansiones, Luego, algo cambió. Comenzó a pedir que llamáramos al doctor, que cuanto faltaba, que llamaran a un anestesiólogo, que quería cesárea, que había aguantado mucho, que no quería aguantar mas. Comenzó a implorarle a su compañero, "porfavor amor, te lo pido amor, por favor" Intentamos guiarla a través de las expansiones, intentamos mover su foco, del dolor, a la bebé "Tu no quieres una cesárea, tu quieres que se acabe el dolor, no es lo mismo" le decía yo "te estas enfocando en el dolor, enfócate en tu bebé, cambia tu perspectiva a qué es lo importante" Pero nada parecía hacer efecto. No quería música, no quería olores, no quería que la tocaran. En un momento me recordó a mi parto y a mi propia sensación de querer escapar y no lidiar con las sensaciones ni un minuto más. Poco después Beltrán me comentó que la bebé venía posterior y eso me hizo entenderla un poco más.Ella decía "No puedo, no puedo" y entre mi compañera Doula, la mamá de ella y yo, coreábamos "Si puedes, Si puedes" "Desde que el mundo es mundo las mujeres han parido, si no tienes tu la fuerza invoca la de ellas"

Afuera la familia política suspiraba, decían que "es injusto, que este ahí sufriendo, pudiendo tan facilito hacerle una cesárea, para que se va a poner en estas a estar sufriendo así". La suegra había tenido 9 hijos, todos por parto, "si pero ella es primeriza y aun no sabe" Yo respiré profundo y con mi voz más pacifica le dije que parir así había sido la decisión consciente de esta mujer y que lo mejor que nosotros podíamos hacer era apoyarla en sus decisiones y no contribuir a crear tensiones. No se si es posible que alguien se ponga a la defensiva y baje la guardia al mismo tiempo, pero de ahí en adelante no las volví a oír expresarse negativamente de lo que estaba ocurriendo.

Comenzamos a llenar la bañera, inicialmente ella había dicho que quería un parto en agua, pero no lograba salir de su bloqueo, "ya llamaron al anestesiólogo? cuánto hay que esperar?" Le dijimos que ya lo habían llamado pero que había que esperar a que saliera de otro parto, ella estaba en 9 cm y atemorizada, por alguna razón creía que le iba a hacer daño a su bebé, temía que el impulso de cerrar las piernas la aplastase. y nada de lo que le dijéramos parecía quitarle la idea. 


Le ofrecimos el agua ya no como para parir allí, sino para ayudarla en las sensaciones. Ella no sabía qué hacer, en un momento (en varios) me puse seria y le dije "ahora tienes dos opciones o esperas al anestesiólogo relajada en el agua o lo esperas aquí en el cuarto"eso le do la motivación para movernos a la sala de partos. Allí volvió a relajarse, dejó de quejarse y volvió a cooperar, vinieron a ponerle suero, el doctor le dijo "si quieres una cesárea hay que agarrarte una vía" ella decía "No es pitocin, dime que no es pitocin, no me vayas a poner pitocin" y todos pensábamos ¿quiéres que te hagan cesárea pero le estas teniendo miedo al pitocin? 

Le piden que salga de la bañera, cuando le hace tacto dice "No no no por favor No" más tarde le pregunté al doctor en un caso así cómo se separa la delgada línea que raya en abuso, como razonas con una persona que no está en el mundo racional. El me dijo que cuando eso ocurre realiza el tacto más suave, más lento, busca ser aun mas gentil.  Llega a 10cm, y comienza a pujar; la bebé quien efectivamente viene posterior ya está en el canal de parto y en un momento le logramos ver la cabecita, buscamos un espejo para que ella misma pueda ver el progreso. De un momento a otro la cabeza se esconde y nuevamente Ella comienza a decir que no puede y que no quiere, que ya lo intentó, que es mucho, literalmente cierra las piernas, los talones hacia afuera y la rodillas pegadas. Vuelve a pedir la cesárea, yo la miro a los ojos y le explico que una cesárea ahora implicaría desencajar a la bebé de la pelvis, traumático para ambas. Ahora la situación si es delicada, con la bebé ya en el canal de parto y ella cerrando las piernas. Todos decíamos que si, que si puedes, ella no paraba de decir NO. Quien sabe si fue que perdí la paciencia o si más bien fue un momento de lucidez, pero le dije al doctor "Mira yo creo que honestamente así como está ella no podemos ayudarla, pienso que lo mejor que podemos hacer es dejarla sola un rato" (con su compañero) Tuve que hacer la invitación un par de veces, pero eventualmente todos menos ella y su pareja y su mamá salimos de la habitación. 

No pasaron más de 10 min en los que discutimos las opciones "sería un crimen hacerle cesárea a esta altura, pero si se reúsa a cooperar, qué podemos hacer?" racional o emocional eso era lo que ella estaba pidiendo. De repente vino la mamá para decir que ahora si está pujando. Regresamos, ahora si se puso sería la muchacha *en mi trabajo de parto fue similar hasta que no entendí que solo yo podía parirla no dejé de compadecerme de mi misma, cuando logré salir de ahí fue que pude enfocarme en el trabajo de sacar a mi bebé. Algo similar me pareció ver en ella. De nuevo con la ayuda de la temida, repudiada pero a veces necesaria Kristeler en poco minutos estaba coronando. El pediatra en la puerta apresurando, solo unos instantes de espera ya con la cabeza afuera y se vino el cuerpo completo, lloró inmediatamente y era evidente su cabecita inflamada en lo que Beltrán nos explicó era una bolsa cero sanguínea, debido al tiempo que habia permanecido y el ángulo con el que había entrado la cabeza en el canal de parto. Se corrige por si sola en los dias siguientes al nacimiento. 

Una vez que salió su bebé y tal como se lo habíamos prometido, se acabo el dolor y se sustituyó en su integridad por agradecimiento y apreciación, "Mi amor, mi vida, bienvenida, mi princesa" ella daba las gracias, en momento se excusaba, es fuerte. si es muy fuerte.

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    Diana Vegas

    Un trabajo en construcción, con propósito de servir. 

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